Lee Romanos 6
1. ¿Por qué Pablo pregunta “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?”? Lee los v.20-21 del capítulo anterior.
2. ¿Por qué no perseveraremos en el pecado? (v.2-7)
3. ¿A qué me considero muerto? ¿Cómo se hace esto? (v.11-14)
4. ¿Qué sucedió cuando fui libertado del pecado? (v.18)
5. ¿Cuál es el fruto de mi vida ahora que he sido libertado del pecado, y cuál es mi fin, o propósito? (v.22)
Reflexiona
1. En la primera parte del capítulo Pablo nos aclara que los que hemos creído en Cristo hemos muerto. Piensa: ¿Un muerto se queja si hablan bien o mal de él?, ¿Un muerto reclama sus “derechos”? ¿Qué cosas puede hacer un muerto? ¿Es esa realmente mi actitud?
2. ¿Cómo te esforzabas por pecar antes (desvelos, sacrificios económicos, etc.)? ¿Pones ese mismo empeño ahora como siervo de la justicia? (Lee el v.19)
1. La ley nos muestra la abundancia de pecado que hay en nosotros, en ese sentido, ante la abundancia de pecado ha sido necesario que la gracia de Dios sobreabunde, es decir, que sea más grande que el pecado. Pablo pregunta esto de manera retórica para hacernos ver que, no porque la gracia sea más abundante que el pecado tenemos licencia para pecar. Realmente, la pregunta debe llevarnos a reflexionar que debemos valorar la gracia del Señor, misma que, al recibir, nos libra de la esclavitud del pecado y esa razón es más que suficiente para que el pecado no sea un estilo de vida, sino que ahora vivamos en la gracia y no en el pecado.
ResponderEliminar2. Porque al haber sido bautizados en la muerte del Señor hemos muerto al pecado, y cuando Cristo resucitó venció a la muerte, y, en ese sentido, ya no perseveramos en pecado porque hemos nacido a una nueva vida. Participamos de su crucifixión para morir al pecado, de modo que ya no le servimos al pecado sino al que venció al pecado: "Jesucristo".
3. Me considero muerto al pecado y lo hago participando de la muerte y resurrección de Jesús, así como no presentando mi cuerpo como instrumento de iniquidad sino como presentando mi cuerpo a Dios.
4. Ahora soy un siervo de la justicia por medio de Jesús.
5. La santificación es el fruto y mi fin es la vida eterna para adorar al Señor.