domingo, 21 de junio de 2020

No te equivoques, mejor peca...

Uno de los discursos que a veces oímos cuando alguien ha caído en pecado es: "lo siento, es cierto, me equivoqué". Lo cual, supongo que pretende ser una especie de "confesión" pero que confiesa otra cosa y no lo necesario.

Verás, cualquier ser humano comete multitud de errores muchas veces al día: confundimos palabras, equivocamos el nombre de alguna persona, decimos una fecha equivocada, etc. 

Pero el pecado no es un "error involuntario" (¿error involuntario?? perdón por la redundancia) sino que es un acto deliberado de rebelión contra la Ley de Dios, por ello, cuando alguien peca no puede (o mas bien no debería) utilizar la frase "Cometí un error, me equivoqué".

Además, esta excusa suele acompañarse del razonamiento falaz: "El que esté libre de pecado tire la primera piedra" (Razonamiento que Jesús utiliza de una manera específica y en un contexto específico, no para escudarnos cuando "pecamos involuntariamente")

Por eso el consejo que puse en el título: "...mejor peca", ya que el aferrarte a que fue un error sólo es una demanda para reclamar que los demás no sean injustos al encararte, pues ¿quién no se equivoca?

... pero eso no es lo peor.

El disfrazar un pecado con el traje de "error" o "equivocación" nos arrebata la posibilidad de apelar a la Gracia de Dios, nos roba la libertad de confesión  y nos despoja de la capacidad de arrepentimiento delante de Dios. Y esa es una tragedia porque al escondernos en "fue un error" en realidad nos apartamos del perdón de Dios.

En realidad ese argumento es el triste eco de la primera excusa de la historia: "La mujer que tú me diste..." o la subsiguiente: "La serpiente me engañó y yo comí..." (al final pareciera que ni Adán ni Eva tuvieron la culpa... sólo cometieron errores... ¿quién podría tirar la primera piedra?)

"Me equivoqué, lo admito" es una trampa de nuestra carne para evitar la humillación que merecemos ante Dios y ante los demás.

Quienes apelan a la frase "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra..." olvidan que la mujer pecadora de Juan 8, estaba ahí dando la cara, sin escapar ni esconderse, aceptando su culpa delante de Dios y de los hombres. No es ella la que grita "¿Quién puede tirar la primera piedra?" sino que permanece ante el Señor -culpable y condenada- hasta que Cristo mismo la declara libre para irse... nunca dijo "Perdón, fue un error, me equivoqué, cometí una equivocación... pero quién no se equivoca".

Evita la trampa de caer en la trampa... no te equivoques, mejor peca... o para ponerlo sin confusión: no digas que fue un error, sino confiesa que has pecado y recuerda que:

"El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia"
Proverbios 28:13

lunes, 8 de junio de 2020

Portada 2 - Facundo Cabral en Bellas Artes

Corrían los años finales de la década del 70 y vivíamos entre las montañas del departamento de La Paz, más allá del Illmani, aquél célebre guardián de nieve que sojuzga la capital desde la arrogancia  de su altura.

Mis papás habían movido su residencia a un pueblito, lejos de la ciudad y apartados de la persecución política de la dictadura. Las centrales hidroeléctricas serían la fuente de trabajo y el germen de aventuras de aquellos tiempos que en mi mente se revuelven con recuerdos reales, historias que escuché y fotos que todavía conservo en la memoria

La casa era inmensa (como suele ser la casa de la infancia) y la incomunicación con el mundo era la anchura de cada día. En aquel pueblito no había señal de televisión, no había estaciones de radio ni llegaba ningún tipo de periódicos, lo único que nunca faltaba era luz eléctrica ya que casi todos en el pueblo trabajaban en la central hidroeléctrica que alimentaba de corriente eléctrica gran parte del departamento. (ojo, Bolivia está dividida en "departamentos", es el equivalente a "estados" en México)

La cosa es que en medio de aquella vida rural, mis papás tenían algunos cassettes que sobrevivieron a la mudanza y a la censura del gobierno militar, y esa era la música que se escuchaba en casa todos los días. Mis días se iban en jugar, cazar arañas, comer pan recién horneado y escuchar la música de mis papás.

Entre la música que había sobresalía un cassette en particular, uno en el  que se oía a un solo hombre que cantaba con su guitarra mientras el público reía y aplaudía cada cierto tiempo, incluso antes de que la canción terminara. Otra cosa que recuerdo es que este hombre del cassette hablaba mucho, mucho, pero hablaba como si cantara, como si contara una vida en cada letra (muy distinto al cassette con el discurso de Fidel que en aquel tiempo me aburría... que luego me gustaría... y que ahora..., bueno, esa es otra historia)

En ese cassette había una canción acerca del diablo, una sobre una tal "señora de Juan Fernandez" y una sobre la María Teresa, que comenzaba con una serie de bienaventuranzas que desde aquella época me intrigaban, y que desembocaban en una canción que hablaba de María Teresa, una mujer que brillaba con luz propia en medio de la canción. Una mujer cuya belleza competía con las bienaventuranzas que precedían a la melodía.

Pasaron los años y ese cassette se fue disolviendo entre recuerdos, más mudanzas y más dictaduras... hasta que un día, cuando ya vivía en México, entré a Mixup y encontré entre las novedades un CD con estas canciones que a mí me sonaban a "ratatouille" (Si viste la película me comprendes).  Escarbé entre mis bolsillos los pocos pesos que tenía y arriesgando la comida de la semana compré el par de discos  (Un CD doble) y me fui rápidamente a mi casa.

Mis papás inspeccionando una presa
para la central hidroeléctrica
La emoción me embargaba mientras colocaba ese tesoro... directamente a la canción de la  María Teresa. Cuál sería mi sorpresa cuando al escuchar la letra, siendo ya un hombre crecido y a miles de kilómetros de mi casa, me daba cuenta de
que en realidad ¡María Teresa era -y siempre ha sido- mi mamá!

En verdad Alicia es quien hizo siempre que sea "bienaventurado este lugar y este  momento, amigo mío, porque la vida es aquí y ahora... y contigo"

Gracias Mamita... nunca necesitaste ni el brillo de la luna pa estar hermosa!


sábado, 6 de junio de 2020

Evangelio de Juan... tengo una confesión

Nos tomó casi un año exacto estudiar en Semilla Querétaro el Evangelio de Juan, verso a verso (Aquí puedes escuchar toda la serie). Y recordé que siempre digo que hay dos libros de la Biblia que no me gusta estudiar/predicar: El libro de Salmos (las razones las contaré algún día) y el Evangelio de Juan.

Sé que suena raro decir eso de uno de los libros de la Biblia más queridos por todos (incluso por mí), pero déjenme me explico.

Digo que no me gusta estudiar el Evangelio de Juan (y sobre todo tener que enseñarlo en un estudio bíblico) porque siempre termino frustrado.

Siempre tengo la sensación de que debía haber estudiado un poco más, me quedo con la idea de que dejé de lado doctrinas que pudieron enseñarse y que ni siquiera tuve tiempo de mencionar (o a veces  ni de estudiar). Entonces la siguiente semana arranco temprano mi jornada de estudio y reviso el texto en todas las versiones, en todos los idiomas y repaso todos los comentarios que ofrece internet. Me sumerjo en el griego y reviso las referencias al Antiguo Testamento (incluso en la Septuaginta), saco mi Nuevo Testamento interlineal y mi libro de Teología Sistemática para que no se me vaya ninguna brizna doctrinal sin que sea desempolvada. Luego magistralmente acomodo eso en un prédica de 45 minutos y...

...y sí, regreso frustrado porque tengo la impresión de que compliqué demasiado algo que podía haberse comprendido con una lectura sencilla y tal vez alguna que otra referencia hacia algún otro pasaje.


Es que este Evangelio es así, alguien lo describió como "un océano tan profundo como para bucear y a la vez una pequeña alberca en la que un niño puede jugar sin peligro". Bueno, por esa bendita sensación de incapacidad que saca a flote es que no me gusta este Evangelio... y sí, lo diré claro y con todas sus letras, es también por esa misma razón que me encanta y no puedo esperar la próxima vez que tengamos que estudiarlo en la iglesia. Por lo pronto, a partir del 14 de junio comenzaremos a estudiar Gálatas, verso a verso, espero que no nos tome un año... pero quién puede predecir esas cosas...