viernes, 16 de marzo de 2018

Los Quiscaluros... el soundtrack vallegrandino de mi infancia

Los Quiscaluros
Abajo, sentados, mi mamá y mi papá
La familia por parte de mi papá es de Vallegrande (ese poblado que se hizo notorio al albergar la tumba del Che). aunque desde hace  mucho, muchos han emigrado a las ciudades de La Paz o Santa Cruz.

A finales de la década del 70, cuando la universidad Boliviana estaba cerrada a causa de la dictadura del general Banzer, algunos tíos míos en edad universitaria formaron un grupo de música vallegrandina que se llamó "Los Quiscaluros" (El quiscaluro es un tipo de cactus... hasta donde yo puedo recordar).

Un día de esos, siendo estudiantes sin escuela, condujeron sus motocicletas por el sinuoso camino que rodea el Illimani, hasta el pueblito donde en ese tiempo mis papás nos habían llevado a vivir (También habíamos abandonado la ciudad a causa de la dictadura). En ese pueblito no había televisión, y -al estar entre montañas- tampoco había buena recepción de estaciones de radio, por tanto las diversiones eran limitadas: Algunos cassettes de los Beatles o de zarzuelas, la BBC en la banda de onda corta o algunas salidas a las montañas cercanas. La llegada de "Los Quiscaluros" fue una buena razón para hacer una carne asada y un paseo por los alrededores.

En esa visita mis tíos grabaron unas cuantas canciones a la usanza de la época: Con una grabadora casera en el centro, tratando de mantener callados a los niños (En la grabación se oye que desde pequeño yo era rebelde a toda instrucción... lo siento).

Esta es la grabación, y la acompañé con fotos que encontré de aquella épica visita...

Por supuesto yo no recuerdo nada de esto que te narro, sino que todo me lo contaron muchos años después, cuando con mis papás poníamos el proyector de diapositivas en las noches familiares. (Ni siquiera sé a ciencia cierta quiénes conformaban "Los Quiscaluros").

Por años, antes de dormir, mi hermana y yo le pedíamos a mi papá que nos contara un cuento del tío Segundo (aquí te cuento del tío Segundo), o que nos pusiera la grabación de "Los Quiscaluros".

Muchos tiempo después, cuando yo estaba en la universidad, fui a comer a casa de mi tío Oscar (Integrante de los Quiscaluros) y le pedí que me enseñara a tocar en la guitarra el ritmo del kaluyo, porque nunca había logrado darle ese sentido cadencioso que ellos tenían. Lo intentó pero al ver que no lo conseguía, simplemente me dijo: "eso no se puede enseñar... hay que irse a vivir un tiempo a Vallegrande".

A estas alturas, con tantos años y kilómetros de por medio, ya no sé cuánto de toda la historia es real y cuánto fue añadiéndose con los años a fuerza de guardar el recuerdo.

La poesía de las canciones es verdaderamente hermosa, clásica de los valles del oriente boliviano, pongo aquí unos versos, el resto de las letras les tocará escucharlos en el video, donde sí, si observas con cuidado aparezco luciendo mis escasos 3-4 años, a ver si me reconocen.

"Cuando una pena se canta
Cuando una pena se canta
es una gota de llanto
que ya no cabe en el alma.

De las rocas brota el agua
De las rocas brota el agua
de los árboles el viento
de tu duro corazón el mal agradecimiento

De qué mar serían las aguas
De qué mar serían las aguas
ardientes y matadoras
Son las penas que me matan"