miércoles, 1 de septiembre de 2021

Una mirada a la mirada del remanso

A veces mientras estoy haciendo algunas actividades pongo una canción en youtube y dejo que solito el algoritmo vaya eligiendo canciones. Al principio son canciones que ya he escuchado con anterioridad pero luego comienzan a salir canciones que nunca había escuchado. Estaba en eso cuando de pronto comenzó una canción que no  conocía pero que llamó mucho mi atención. Se notaba que era un dúo y que había una guitarra... pero qué sorpresa me llevé al ver a Nahuel Pennisi tocando la guitarra tan bien y de una manera tan extraña, como si fuera un piano... además de que cantaba con la facilidad de quien respira y ya. 

La letra, la interpretación en la guitarra, las voces... todo era impactante... pero en un segundo me di cuenta de que Manuel Moreira tenía algo familiar. Tuve que ver el video nuevamente y darme cuenta de que lo que me llamaba la atención era algo sencillo: la mirada. 

Manuel mira a Nahuel de una manera que no podría describirse más  que como cariño y admiración ¿pero por qué se me hacía  algo tan conocido? Sólo pasaron unos segundos y terminé de comprender de qué se trataba todo esto. Era una conjunción de factores (y hay algunos que van a darme la razón porque saben bien de qué estaré hablando)

Esa mirada sólo la había visto en un amigo que no utiliza sombrero pero sí una gorra, que también es cantante y hace ademanes muy parecidos a los de Manuel, pero que sobre todo tiene una mirada así de transparente.

Este mi amigo se llama Hugo pero hasta ahora, 20 años después de conocerlo, no puedo decirle de otra manera sino "Huguito". Hace unos días mientras estaba en una clase del IBSM y les contaba a los alumnos cómo este mi amigo tenía tan firme la cualidad de hospedador (algo que Pablo le dice a Timoteo que un obispo debe tener ). Y esa calidad de hospedador (literalmente: amor por los extraños/extranjeros) Huguito la transmitía claramente en su mirada. (Lo sé bien porque yo era un extraño y extranjero en aquel lejano tiempo en comenzaba a patear las calles de México)

No recuerdo a nadie que se hubiese sentido rechazado cuando Huguito daba la bienvenida en la iglesia, o a ningún alumno suyo que no se sintiera importante cuando hablaba con él. Había muchos factores para esto, pero quienes alguna vez vimos esa mirada, sabíamos que en realidad, a pesar de los defectos y desvirtudes que Hugo podría tener, esa mirada era de Cristo.

La canción misma vale la pena por completo, pero en el minuto 2:34, quienes lo conocen pueden dar testimonio de que no estoy imaginando sino recordando.




Pd. La canción es composición de Jorge Fandermole, de quien ya conocía "Era en abril" en voz de Baglietto. Canción que te recomiendo la escuches si no lo has hecho nunca.

sábado, 15 de mayo de 2021

Esperar en Dios - Paciencia

 La palabra "Paciencia" deriva de una palabra latina que significa "sufrir" (por eso llamamos "paciente" a quien acude al doctor, porque un "paciente" es "uno que sufre"). 

En el Nuevo Testamento la palabra que se traduce por "paciencia" suele ser una palabra que significa "Resistencia o aguante alegre" ¿Cómo pueden dos conceptos tan dispares ("el que sufre" y "resistencia alegre") estar emparentados?

Es que no lo están de manera natural.

Ante la prueba, normalmente buscamos huir, zafarnos y escapar lo más pronto posible... es nuestra naturaleza, pero cuando estamos en Cristo podemos entender que la paciencia es un eslabón más en la cadena que Pablo hace en Romanos: 

Tribulación-Paciencia-Prueba (experiencia)-Esperanza (Romanos 5:3-5)

¿Pero por qué "Esperar en Dios" es algo tan difícil? ¿No debería ser algo sencillo y placentero? Es que nuestra naturaleza carnal siempre huye de la buena voluntad de Dios, aunque eso represente la muerte, y siempre desprecia la Voluntad de Dios, aunque eso represente escapar de quien puede traer consuelo.

"Esperar en Dios" implica someter mi voluntad a la Suya, a Sus tiempos, Sus medios, Sus formas y Sus propósitos... por eso es que esta espera debe estar llena de gozo, porque hemos confiado y comprobado Su buena Voluntad, porque creemos que "a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien" (Romanos 8:28)

La paciencia es, en definitiva, una de las expresiones visibles de la Fe.

El salmista dice:

"Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios..." (Sal 40:1-3)

Alguno dirá: "Pero yo no soy paciente, no puedo, lo he intentado pero no he podido. He leído el Salmo pero yo no puedo hacer eso..."

Si te sientes así, antes de que te hundas en el lodo cenagoso recuerda que la paciencia es también algo que podemos pedir a Dios. No está de manera natural en nosotros sino que es otra muestra de la Gracia de Dios a nuestra vida. La paciencia es un fruto del Espíritu no una conquista de nuestros esfuerzos...

Así que si es tu caso, si necesitas aprender ese "Aguante alegre y confiado en Dios", aún en los tiempos más difíciles, pídele paciencia a Dios con fe y humildad; y repítete a ti mismo:

"Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de Él es mi esperanza" (Salmo 62:5)

martes, 19 de enero de 2021

Rafa... Bienvenido a casa

Desde la primera vez que entré a Semilla él estaba ahí. Yo iba con mucho temor porque no sabía si me dejarían entrar a la iglesia o no. 

Si mal no recuerdo había que atravesar una reja y un patio. Avancé cada paso con el corazón latiendo a mil, subí los escalones que conducían a la puerta de entrada del salón donde sería la reunión... y ahí estaba Rafa. Con su bata amarilla, sus bigotes blancos y una sonrisa que no había visto nunca en ningún lado. Me dio la mano con fuerza, firme y sin temor. Me dio un abrazo al tiempo que me daba la bienvenida como si de alguna manera estuviera feliz de verme y me hubiese estado esperando.

Para que yo entrara a la iglesia esa primera vez hubo una cadena de milagros (que ya he narrado alguna vez) que culminó con el fortuito encuentro con mi maestro de la materia de Ensambles, Gabriel Hernández, que fue quien me animó a entrar a la iglesia. La siguiente semana me tocaría ir solo.

 Al salir de mi casa, ese siguiente domingo por la mañana, sentí cómo los nervios me consumían una vez más. Sólo le pedía a Dios que en la puerta volviera a estar esperando ese señor que me había saludado como si nos hubiésemos conocido desde siempre... y ahí estaba, nuevamente con una sonrisa sincera, mirándome directamente a los ojos, y dándome la bienvenida.

Cómo iba a sospechar que él y su familia serían tan queridos con el correr de los años. 

En estos más de 20 años he contado esa anécdota varias veces y son muchos los que me han dicho que vivieron exactamente lo mismo: Rafa los esperó en la puerta y les dio la bienvenida... y eso hizo que fuera sencillo regresar una y otra vez.

Cuando alguna vez le conté cuánto había influenciado su vida en el hecho de que yo hubiese deseado regresar a la iglesia, pareció no darle importancia a su papel en la historia, "Es cosa del Señor", me dijo.

Ayer nos enteramos que Dios lo ha llamado a Su presencia.

Sé que ahora Dios le ha abierto las puertas del Cielo: "...bien, buen siervo y fiel, entra en el gozo de tu Señor..."

¿Cuánta importancia puede tener una sonrisa?

Sé que un día estaremos todos de aquel lado de la eternidad y tal vez, en algún gran servicio de alabanza delante del Trono de Dios, Rafa estará con su sonrisa dando la bienvenida a todos aquellos que han sido lavados con la Sangre del Cordero... tal como lo hizo con tantos que como yo, pudimos regresar a la iglesia porque al final de cuentas, su sonrisa siempre fue la de Cristo... es cosa del Señor, me decía, es cosa del Señor.