martes, 31 de diciembre de 2019

"Pedís y no recibís porque pedís con uvitas..."

"Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites"
(Stg 4:3)

Cuando Santiago dice que “piden mal” no está hablando de la “técnica” al hacer la oración, sino de la intención del corazón. Es decir, “pedir bien” no hace referencia a la estructura o volumen de la oración, ni tampoco a la seguridad con que se pide lo deseado, ni siquiera a las palabras que se utilizan.

La frase “porque pedís mal” puede también traducirse como: “pides con malignidad” o “pides sin misericordia”.

Jesucristo dijo que el secreto de la oración contestada está en que “permanezcamos en Él y sus palabras en nosotros” (Juan 15:7). Jesús ya había enseñado cuál era el propósito de la oración: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo” (Juan 14:13, énfasis añadido).

Eso es lo que Santiago está diciendo: pides y no recibes porque no estás pidiendo algo en lo que el Padre pueda ser glorificado, sino que estás pidiendo cosas en las que tú buscas tu propia gloria.

Pues pidamos, pero pidamos cosas que glorifiquen a Dios (además eso siempre nos beneficia porque Dios es bueno, siempre bueno)