sábado, 15 de mayo de 2021

Esperar en Dios - Paciencia

 La palabra "Paciencia" deriva de una palabra latina que significa "sufrir" (por eso llamamos "paciente" a quien acude al doctor, porque un "paciente" es "uno que sufre"). 

En el Nuevo Testamento la palabra que se traduce por "paciencia" suele ser una palabra que significa "Resistencia o aguante alegre" ¿Cómo pueden dos conceptos tan dispares ("el que sufre" y "resistencia alegre") estar emparentados?

Es que no lo están de manera natural.

Ante la prueba, normalmente buscamos huir, zafarnos y escapar lo más pronto posible... es nuestra naturaleza, pero cuando estamos en Cristo podemos entender que la paciencia es un eslabón más en la cadena que Pablo hace en Romanos: 

Tribulación-Paciencia-Prueba (experiencia)-Esperanza (Romanos 5:3-5)

¿Pero por qué "Esperar en Dios" es algo tan difícil? ¿No debería ser algo sencillo y placentero? Es que nuestra naturaleza carnal siempre huye de la buena voluntad de Dios, aunque eso represente la muerte, y siempre desprecia la Voluntad de Dios, aunque eso represente escapar de quien puede traer consuelo.

"Esperar en Dios" implica someter mi voluntad a la Suya, a Sus tiempos, Sus medios, Sus formas y Sus propósitos... por eso es que esta espera debe estar llena de gozo, porque hemos confiado y comprobado Su buena Voluntad, porque creemos que "a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien" (Romanos 8:28)

La paciencia es, en definitiva, una de las expresiones visibles de la Fe.

El salmista dice:

"Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios..." (Sal 40:1-3)

Alguno dirá: "Pero yo no soy paciente, no puedo, lo he intentado pero no he podido. He leído el Salmo pero yo no puedo hacer eso..."

Si te sientes así, antes de que te hundas en el lodo cenagoso recuerda que la paciencia es también algo que podemos pedir a Dios. No está de manera natural en nosotros sino que es otra muestra de la Gracia de Dios a nuestra vida. La paciencia es un fruto del Espíritu no una conquista de nuestros esfuerzos...

Así que si es tu caso, si necesitas aprender ese "Aguante alegre y confiado en Dios", aún en los tiempos más difíciles, pídele paciencia a Dios con fe y humildad; y repítete a ti mismo:

"Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de Él es mi esperanza" (Salmo 62:5)