lunes, 10 de agosto de 2020

Demasiado demasiado

La palabra "demasiado" quiere decir que algo está demás y tan demás que ya es innecesario (o incluso, a veces, un estorbo). Pero por alguna razón desde hace algún tiempo se ha comenzado a utilizar como un sinónimo enfático de "mucho". Por ejemplo a veces hay quien dice: "a fulanito lo quiero demasiado", cuando lo que quisieron decir es "lo quiero mucho" ya que si se quiere "demasiado", en realidad se ha rebasado la medida y por tanto ya hablaríamos de un afecto innecesario o incluso perjudicial.

En todo caso, yo creo que esto obedece a esa torpe costumbre que tienen las palabras de desgastarse a fuerza del uso, y a veces se desgastan tanto que su significado termina siendo banal, aunque en principio eran poderosas.

Eso puede suceder con palabras mucho más significativas como las conjugaciones de "amar".

Hace casi 20 años mis papás vinieron por primera vez de visita a México y un amigo mío me hizo el favor de llevarlos a pasear por la ciudad mientras yo estaba en horario laboral. Mas tarde mi papá me contó extrañado que mi amigo les había dicho: "su hijo los ama". ¿Qué era lo que mis papás tomaban como extraño en una frase así? Ellos eran muy conscientes de mis afectos, esa no era la sorpresa sino la palabra utilizada.

En Bolivia, hace 20 años (antes de que el internet nos devorara entre sus fauces a toda hora y en todo momento), la palabra "amar" sólo se utilizaba en la relación romántica entre novios o esposos. Uno podía amar a una novia pero no era lógico decir que uno "amaba" a sus padres. Era una palabra muy exclusiva a cierto tipo de amor, y eso la hacía muy especial... pero en México esa palabra ya había ganado terreno y se utilizaba de muchas maneras. (Tal vez por la cercanía a Estados Unidos, ya que en inglés la palabra love se utiliza naturalmente en esa gran cantidad de sentidos)

En todo caso, el día de hoy utilizamos la palabra "amar" de manera indiscriminada para referirnos a una canción, una película, una mascota, un día de la semana, un familiar o una actividad... y tal vez por eso de pronto hay la necesidad de enfatizar la expresión con un "amo demasiado".

¿Pero en realidad amamos todo eso? o solo hemos tomado una palabra que era significativa y la hemos usado indiscriminadamente, tanto que ahora es demasiado fácil decir que amamos a alguien, no porque amamos más sino simplemente porque es más fácil decirlo.

¿Cuál es mi propuesta? ¿Volver a utilizar la palabra "amar" sólo para describir un tipo de relación? Bueno, esa podría ser una opción pero creo que hay una alternativa aún mejor: amar de verdad a quienes por el momento sólo les decimos eso porque el vocablo surge de nuestros labios lo mismo con un helado, el chocolate, una película o una mascota.

Creo que el reto es pedir a Dios que nos ayude a amar indiscriminadamente pero no abaratar nuestro afecto... al final de cuentas, nunca se puede amar demasiado.

(Eso sí, creo que la palabra "demasiado" sí se usa demasiado y sería bueno respetar su significado... a veces es bueno entender que "mucho" no es "demasiado"... aunque sea mucho mucho...)

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