sábado, 25 de enero de 2020

¡Enseñanza y Ejemplo!

"¡¡Buena enseñanza y buen ejemplo!!"
así clamamos a viva voz y a los cuatro vientos... y creo que tenemos razón. Estas dos cosas son fundamentales en el liderazgo, ya sea en la iglesia o en ámbitos más cercanos como la familia... "Buena enseñanza y buen ejemplo" es nuestra demanda.

Pero aunque es justa la exigencia, de ninguna manera eso es lo que necesitamos como base de nuestro caminar en fe.

Verás, Judas tuvo delante de sus ojos al mejor maestro, ante sus oídos la mejor enseñanza y ante su vida al mejor ejemplo de integridad, amor y servicio... pero no fue suficiente para él.

Es que al final del día no es suficiente un buen maestro sino que necesitamos reconocer que necesitamos Un Salvador.

En el proceso de humillación para reconocer nuestra miseria no necesitamos nada más que contemplar la Cruz, aquella evidencia de lo terrible de nuestro pecado.

Es cierto que todos necesitamos un referente físico que nos muestre el caminar firme en la fe (¡Gloria a Dios por aquellos que han modelado el amor de Dios delante de nosotros!) pero también es cierto que la  obra redentora de Dios viene sólo contemplándole a Él, y a nadie más que a Él.

No pretendo sembrar excusas a quienes deberían marcar el camino, sino que estoy recordándome a mí mismo que mi confianza debe estar en Cristo y que yo mismo podría -así como Judas- errar en mis pasos cuando no entiendo mi necesidad... aún con buena enseñanza y buen ejemplo delante mío.

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