sábado, 27 de diciembre de 2008

(Como decía Silvio) "Si fuera diez años más joven..."

...hace ya mucho tiempo que Silvio escribió esos versos, y desde la adolescencia, cada que escuchaba esa canción hacía memoria de qué había pasado en mi vida diez años antes.
Hoy, 27 de diciembre, simplemente me suena en la memoria porque hace diez años, el 27 de diciembre de 1998, desperté por primera vez en México. Había llegado un día antes sin saber muy bien lo que estaba haciendo, estaba emocionado y -lo confieso- un tanto asustado.
Pero al despertar, el 27 de diciembre, ya tenía más claro lo que estaba pasando. Esa noche dormí en una recámara que daba justo a la entrada del metro copilco y me despertó el bullicio cotidiano de la gente. Había dormido poco porque estaba demasiado nervioso para dormir.

Desde esa época hasta el día de hoy, han pasado muchas cosas en mi vida y muchas cosas han cambiado. Aprendí a tocar batería, el internet se hizo popular, cambié 3 ó 4 veces de celular, conocí mucha música nueva y descuidé antigüos gustos musicales, etc. Pero mi necesidad principal no ha cambiado, y el remedio para mi necesidad tampoco ha cambiado.
He cambiado modales, ha cambiado mi forma de hablar y muchas más cosas, pero mi necesidad de Dios no ha cambiado ni un poquito, sigo siendo torpe cuando trato de hacer las cosas a mi manera y sigo siendo inutil cuando creo que yo sólo puedo hacerlo mejor. Cada día que pasa eso se afirma en mi vida, sin ÉL nada soy, sin Él nada importa, sin Él nada existe, sin Él todo es nada.
Tal vez seguirán cambiando muchas más cosas, no solo en mi vida, sino en el mundo (puede que haya más "onces de septiembre" y más guerras y devaluaciones) pero una cosa tengo clara: Lo que está escrito en mi Biblia es más firme que el suelo que estoy pisando, y es lo único de lo que sé que puedo agarrarme confiadamente: Su Palabra.

Sólo quisiera que te tomaras unos segundos para leer este fragmente de 1 Pedro que te puede ayudar a direccionar tu vida para los próximos años. (tal vez hasta te los sabes de memoria, pero tómate unos segundos para leerla como si fuera la primera vez que escuchas esto). Sería increíble que en diez años voltees hacia atrás y veas que has estado viviendo obedeciendo lo siguiente: (el énfasis añadido es mío)

“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy Santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada."
(1 Pedro 1:13-25)

Cada frase en negritas creo que nos da un "tip" que quiero probar los próximos diez años... o tal vez un poco más:

Ceñid... "agarra la onda, abre los ojos, ponte atento"
Esperad... "aprende a depender de Él"
No os conforméis... "muere a ti mismo, vives para su Gloria"
Conducíos en temor... "Él es Dios, nosotros polvo, no al revés, no pierdas de vista esa perspectiva"
Siendo renacidos... "Debes permanecer en la Palabra de Dios, es la que te da ánimo en tiempos difíciles, la que te regresa la perspectiva, la que te hizo renacer al oir el evangelio.... permanece en la Palabra de Dios"
La Palabra de Señor permanece para siempre... "no te va a fallar: confía, cree y obedece"

lunes, 22 de diciembre de 2008

Espera...

Los minutos se arrastran, arrastrando los segundos que los siguen.
Me quedé dormido un rato y algunas personas ya no están alrededor, otras nuevas han llegado.
Ya recorrí todos los pasillos una y otra vez, y no hay nada que me interese, sólo quiero llegar ya a casa.
Estoy en el Aeropuerto de El Salvador (que nombre tan interesante para sentarme a escribir esto). Todavía me quedan 6 horas antes de que salga mi vuelo, unas cuantas horas de vuelo y luego tengo una escala en Lima y continuamos el viaje... es pesado pero vale la pena soportarlo porque voy a visitar a mi familia.
Verás, a veces en mi vida con Cristo me pasa lo mismo. A veces las pruebas me abruman y me quedo dormido y cuando despierto algunas personas alrededor mío ya no están y otras nuevas han llegado... y cuando veo hacia adelante veo que todavía falta mucho para que la prueba pase. Pero, cuando pienso en la meta... ah... ahí todo cambia porque entonces la prueba vuelve a tener el valor que realmente tiene: es pasajera, un día terminará.
El viaje no tiene valor por el viaje sino por el lugar a donde estoy yendo y las personas que voy a ver... es igual con Cristo. Si te enfocas en lo que está sucediendo puedes perder la perspectiva... hay una meta y Él nos está esperando, y un día todo esto va a terminar.
Odio los despegues y aterrizajes, realmente me estresan, pero, sé que con cada despegue y aterrizaje que paso ya estoy más cerca de la familia que me está esperando en Bolivia. Con las pruebas es igual, cada prueba solo es la muestra de que ya está más cerca nuestra redención... y entonces podemos tener sumo gozo cuando nos hallamos en diversas pruebas, como nos dice Santiago.
Bueno, tengo que volver a mirar la nada por la ventana del aeropuerto y volver a imaginar lo que platicaré con mis padres y mis hermanos cuando llegue a Santa Cruz... Feliz Navidad a todos, que Dios los bendiga.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Tanto, tanto, tanto…

Tenemos –o por lo menos yo tengo- tantas cosas por las que podemos dar gracias a Dios. Me recuerda a Daniel. En Daniel 6:10 lo vemos poniéndose de rodillas dando gracias a Dios ¿¡Qué!? Acaban de firmar un edicto que lo puede matar, sin contar que lleva más de setenta años deportado en Babilonia, sin contacto con su familia de la que fue arrebatado cuando era un niño (Daniel 1), ha vivido amenazas de muerte (Daniel 2) ¿y al final de su vida da gracias?

Mira, Pablo nos dice “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18) Esa es la clave, ser agradecidos EN todo. La palabra “en” corresponde al número G1722 del Dr. Strong, y en el original griego es una "preposición que indica una posición de lugar, tiempo o estado"; o sea que debo dar gracias en todo lugar (casa, trabajo, escuela, calle, etc.) también en todo momento (mañana, tarde, noche, en la juventud, en la vejez, etc.) y en todo estado en que me encuentre (en enfermedad, en salud, en alegría y en tristeza, etc.)

Ahora, alguien dirá: “ok, estoy de acuerdo, pero ahí dice dar gracias EN todo, no POR todo” mmm… sí, eso dice… ahí, pero si volteas unas páginas en tu Biblia, en Efesios 5:19-20 dice “…cantando y alabando al Señor en vuestro corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (énfasis añadido)

Así es, debo dar gracias a Dios EN todo y también POR todo, incluso si estoy viviendo algo que es difícil y doloroso. ¿Por qué? porque esa es la voluntad de Dios para con nosotros, en Cristo Jesús (1 Tesa 5:18), y sé que Su Voluntad es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2), por eso “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien…” (Romanos 8:28), porque aún en tiempos difíciles tengo la certeza de que Dios no me está torturando, sino que está trabajando en mi vida, por amor y con amor. Y eso es algo para agradecer, ¿no?

Déjame animarte a hacer una lista de cosas por las que puedes agradecer a Dios, a pesar de lo que estés viviendo, mi lista empieza así: Gracias por la Cruz, por que podría no conocer a Jesús y lo conozco (¡Y Él me conoce a mí!), por mi esposa, porque me acaban de regalar una lavadora, porque anoche tuve un techo sobre mi cabeza, porque tengo una Biblia y sé leer, por el helado de vainilla de häaguen-dazs , por mis papás y mis hermanos, por el abre fácil de los “kinder delice”, por mi dolor de espalda, porque Dios es fiel, porque tal vez un día voy a ser papá… qué onda, ¿tú por qué das gracias?

jueves, 20 de noviembre de 2008

¿De qué trata Génesis?

Génesis trata de Dios creando el universo para mostrarnos que nos ama. Trata de nuestra poca valía y su gran deseo de tenernos junto a Él. Trata de empezar a realizar el plan que Él tenía desde la eternidad, para tenerme a su lado.
Génesis se trata de mí, siendo creado por Dios con un solo propósito: Su gloria.
Estoy yo en Adán. Siendo creado a su imagen, sabiendo que ha pensado en mí desde la eternidad. Estoy en Adán cayendo por mi pecado, traicionando a mi creador, siendo cautivo de mi pecado. Adán, indigno de ser creado, pero siempre amado por Él
Estoy en Noé. Sin nada especial en mí mismo, como Noé elegido por su misericordia (Gn 6:8), vivo solamente porque hallé gracia ante Él. Viviendo una nueva vida, con la esperanza de un mundo nuevo, en medio de la tempestad pero seguro en Él. Noé, Indigno de ser salvado, pero anhelado por Él.
Estoy en Abram. Llamado por Dios para Él. Partiendo de casa sin fe, sin creer en mi Señor, desobediente y cobarde. Estoy en Abram, mentiroso y necio. Estoy en Abram, siendo renacido y siendo transformado en Abraham, para heredar una promesa que no era mía. Educado y preparado por Dios y para Él. Abraham, indigno de ser elegido, pero llamado por Él.
Estoy en Isaac. Llamado a ser sacrificado, pero rescatado gracias al enorme amor de Dios. Estoy en Isaac, siendo amado por mi Padre y rescatado por el Cordero sacrificado en mi lugar. Indigno de ser amado pero esperado por el Padre. Indigno de ser rescatado pero comprado con su sangre.
Estoy en Jacob. Traidor, estafador y defraudador. No mereciendo nada, pero llamado a recibir lo que no era para mí. Bendecido sin motivo, aprendiendo a decir: Mi Dios. Indigno de recibir nada, pero lleno de todo. Partí sin nada, ahora tengo a Mi Dios.
Estoy en José. Enseñado y entrenado para la misión que Dios tiene para mí. Despreciado por los hombres, esclavizado por el mundo, pero amado por Dios y acompañado de Dios. Estoy en José, muerto pero revivido para servirle a Él. Indigno de su mano, pero tocado y cuidado por el Dios de todo el universo. El único y verdadero.

En síntesis

Si algo he visto en Génesis es la gente que Dios usa: pecadores, borrachos, desobedientes, hombres sin gran fe, estafadores, esclavos… los toma y los transforma en siervos suyos.
Él se revela al hombre. Él busca y promete, y llama y cumple. Él mismo prepara a su gente (que falla y cae) y no los abandona. Los acompaña en el camino y los guía y consuela.
Él humilla y Él enaltece para cumplir Su propósito y para Su gloria.
Fui llamado sin merecerlo y adoptado en Jesucristo. Caigo una y otra vez y Él siempre me levanta. Descanso en que no se trata de mi propio rumbo sino el que Él va trazando en mi vida, y no se trata de mi fuerza, mi capacidad, mi preparación o mi fidelidad: se trata de Él, de Su amor con el que me amó desde antes de que la tierra estuviese desordenada y vacía. Se trata de que Él tomó mi lugar en el altar del sacrificio para llamarme su hijo. Se trata de Él siendo fiel a través de cada una de las pruebas. Se trata de la esperanza que tenemos en Jesucristo, de que Su promesa se va a cumplir y que desde ese génesis atravesaremos hasta su Revelación, ante el mar de cristal, ante el Trono, con Él, gracias a Él, de Su mano y para Su Gloria.

“Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos”. Génesis 22:8

lunes, 13 de octubre de 2008

Madurez

"De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme." (Juan 21:18-19)

¿Qué es la madurez? ¿Cómo sé si soy una persona realmente madura?
En el mundo actual la gente anhela llegar a cierta edad creyendo que entonces será completamente libre de hacer lo que quiere, entonces el individuo se sentirá una persona adulta, mayor o madura; pero no es así, la madurez no es una licencia para satisfacer mis caprichos, por el contrario, es la capacidad que tenemos de ejercer la libertad de renunciar a nuestros propios deseos a cambio de agradar a quien amamos.
¿La libertad de renunciar? ¡Qué es eso!
Déjame explicarlo con un par de preguntas: ¿No son los niños los más caprichosos y egoístas? (a pesar de su ternura) ¿no les cuesta a los niños darse cuenta de que el mundo no gira alrededor de sus deseos?, claro que sí, por eso a los niños se les debe enseñar a compartir, a respetar, etc., pero no se les debe enseñar a ser egoístas, envidiosos y más, todo eso lo tienen de entrada en su sistema.
Una persona es madura cuando tiene la capacidad de ver por los demás y no cuando sólo ve por sí misma. Pero en este mundo las cosas no se entienden normalmente así porque el aquí y el ahora siempre están invertidos de cómo deberían estar, la Biblia me enseña que en el mundo todo está al revés (Eso me recuerda a Facundo Cabral, que definió la sociedad como aquel lugar “donde el dólar sube y el hombre baja…”)
Jesús le dijo a Pedro: “De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras” (Juan 21:18)
El morir a mí mismo, el dejar que sea Él quien me ciña y Él quien me guíe aunque Su camino no es el que mi carne desea transitar (Gálatas 5:17), eso es madurez.
Obviamente mi carne quisiera seguir viviendo la vida como la vivía antes, por eso es necesario que extienda mis manos (Gálatas 5:24) y me rinda ante Dios.
Ese es el precio de la madurez, Cristo no mintió al respecto, fue claro al decir que no sería fácil: “Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme” (Juan 21:19)
Jesús nos dijo el costo, pero también el premio: ¡Es para glorificar a Dios! (no se trata de mí, sino de Él, por tanto Él va a sostenerme aunque parezca imposible desde mi perspectiva)
Él no va a obligarnos, pero su llamado ahí está y todavía vigente: “Sígueme”. (La recompensa es vida eterna a su lado. Sabes el costo y conoces el premio ¿aceptas?, vale la pena)

jueves, 2 de octubre de 2008

El profeta Habacuc - Fe


Capítulo Uno

El capítulo uno narra la queja de Habacuc, “Clamo y no oyes, grito y no salvas…” (v.2) El profeta está cansado de lo que ve a diario: injusticia y violencia… y parece que Dios no hace nada. Luego viene la respuesta de Dios: Él no está sin hacer nada, sino que está haciendo algo insólito: Traerá a Babilonia para juzgar al pueblo de Israel; vendrá destrozando todo -como un huracán- y se ensoberbecerán sobre el pueblo.

Habacuc queda pasmado: ¿Es esa la respuesta de Dios? ¿Tomar a los caldeos para juzgar a Israel? El profeta sabe que Dios es eterno, que es Dios desde la eternidad, que es Santo y firme, que es fiel y que no los destruirá por completo (“no moriremos” v.12), sabe que el castigo es necesario, pero...

¿...Con los babilonios?, ¡Por qué ellos! Habacuc pareciera decir: “Sí, es verdad, tu pueblo ha sido injusto, estamos de acuerdo en eso, pero no tanto como los caldeos. Míralos, tú no soportas la maldad, ¿por qué vas a usarlos a ellos?, ellos ni siquiera consideran al hombre como ser humano…” (v.13-17)

Capítulo Dos

El profeta se ha quejado, pero se ha quejado con quien debe hacerlo. Ha expuesto su caso y ahora espera una respuesta. Espera con determinación, a solas y sabiendo que Dios va a responder (expectativa).

Dios es claro en su respuesta: “Escribe la visión y espera, tardará un poco a tus ojos, pero todo se cumplirá: El impío se enorgullece mas el justo por la fe vivirá”. (2:4).

No se trata de otra cosa sino de tener fe, se trata de creer, pero no sólo creer en Dios, sino sobre todo, creerle a Dios, o sea: fe.

Y luego Dios le comunica que, a su tiempo, también juzgará a Babilonia: “¡Ay de los que roban y despojan!, ellos serán despojados; ¡Ay de los que codician y se vanaglorian en soberbias!; ¡Ay de los que edifican su reino con sangre e iniquidad!, edifican en vano porque todo es de Dios y el conocimiento de Su Gloria llenará toda la tierra; ¡Ay de los que avergüenzan y deshonran al prójimo!, beberán del cáliz de Dios y su gloria será vomitada; ¡Ay de los idólatras! Que confían en palos cubiertos de oro y plata. No saben que sus ídolos son huecos y vacíos… (2:6-19) pero “Dios está en su Santo Templo, calle delante de Él toda la tierra” (2:20). Nada que discutir. Nada por agregar: Él es Dios y juzgará al mundo… “mas el justo por su fe vivirá”.

Capítulo Tres


El capítulo tres es un salmo de adoración a Dios. Habacuc recuerda lo que Dios ha hecho y sabe lo que Dios hará, ahora ya no se queja, sino que ahora adora porque sabe que Dios es fiel y poderoso. Su Palabra ha despertado el temor y el gozo (3:1) (paradoja sólo posible en Dios), al fin y al cabo sus palabras siempre se cumplen (3:9): Él hará, por tanto espera confiado la invasión de Babilonia (3:16). La crisis y las circunstancias son solo eso: circunstancias, el profeta se alegrará en Jehová. (3:18-19)


En mi vida


¿Cuántas veces me he quejado ante quien no puede ayudarme? Habacuc me muestra que debo ir con mis dudas ante Él, incluso con mis molestias. Cristo murió para que podamos acercarnos CONFIADAMENTE al trono de la gracia (Hebreos 4:16).

Ahora, después de quejarme, ¿estoy dispuesto a escuchar lo que Él quiera decir? Dios contesta lo que Él ha determinado hacer y, aunque eso me desconcierte, debo aprender a confiar en Él. Él siempre hace lo correcto aunque yo crea que es ilógico (Isaías 55:9), sólo necesito dejar de mirar alrededor mío y levantar la mirada buscarlo a Él (Hebreos 12:1-2)

¿Cómo lo estoy buscando? ¿Con decisión? ¿Por religión…? Dios quiere hablarme, ¿Yo quiero escuchar? (¿tal vez no me “conviene” lo que va a decir?). Pero si no estoy dispuesto a oírle, ¿a quién más iré si sólo Él tiene palabras de vida eterna? (Juan 6:68).

En este mundo caído vemos muchas injusticias a diario, si me enfoco en ellas voy a deprimirme. Aún así, si mi frustración la desahogo con Dios y espero su consuelo, el consuelo vendrá cuando fije mis ojos en Él y podré adorarle a pesar de las circunstancias.

Habacuc me habla de fe, porque aún para quejarme con Dios preciso de fe para ir con Él. Necesito fe para creer que su plan es mejor que el mío. ¡Necesito fe para ser salvo!... La fe es por la Palabra (Romanos 10:17), entonces, nuevamente ¿Cómo me acerco a su Palabra? ¿Con decisión? ¿Cada cuánto? ¿Cuánto tiempo?

Si permanezco en Él, en Su Palabra, entonces podré decir en medio de la crisis: “…con todo, yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mis salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza…” (Habacuc 3:19)

jueves, 18 de septiembre de 2008

El profeta Nahum - Dios es Justo

En el capítulo uno, el profeta Nahum narra, en primera instancia, el carácter del Dios verdadero. Él es el Dios justo que no puede tener por inocente al culpable y delante de Él ¿quién podrá mantenerse en pie?
Inicia narrándonos el destino, en general, de sus enemigos (los enemigos de Su pueblo son Sus enemigos) y poco a poco va a dirigirse específicamente a la ciudad de Nínive.
El capítulo dos narra vívidamente la destrucción y saqueo de la ciudad de Nínive. ¿Dónde quedó el orgullo y la soberbia de los asirios? Los leones narrados en el v.11-12 corren delante del verdadero León, el León de la tribu de Judá. En este capítulo viene la primera declaración de Dios: “He me aquí estoy contra ti” (¿Habrá alguna declaración más espantosa?)
El capítulo tres describe poéticamente la invasión a la ciudad, y la razón de esta: “a causa de las fornicaciones de la ramera de hermosa gracia” (Al no ser Nínive pueblo de Dios, la fornicación no habla de idolatría sino de hechicería, ver versículo 4). En este capítulo (v.5) está la segunda declaración “He me aquí estoy contra ti”. Dios va a humillar la soberbia de los asirios; se han cumplido las profecías contra Tebas, ¿acaso esta, contra Nínive, no se cumplirá? Dios es incluso irónico “refuerza tus fortalezas…” (v.14) ¿Qué fortaleza es suficiente contra el Dios de los ejércitos? Todos huirán sin dejar rastro, el pueblo caerá, ya está decretado: “No hay medicina para tu quebradura; tu herida es incurable” y ni siquiera tienes amigos (v.19).
Este libro, a diferencia de otras profecías, no muestra esperanza ni restauración, sólo juicio; pero Dios no actuó sin misericordia. Hacía más de cien años que Jonás había sido enviado a anunciar la llegada del juicio y, en principio, ellos se arrepintieron, pero no permanecieron en arrepentimiento. Dios es amor y es justicia. “Dios no tendrá por inocente al culpable” (Nahum 1:3)

En mi vida

Dios es severo con el pecado, ¿acaso puedo yo tolerarlo? (en mi vida). Dios en su misericordia espera, mas no es eso tardanza sino una muestra de su paciencia, pero el juicio es real y un día lo va a ejecutar.
Creo que debemos vivir reconociendo la realidad de un Dios Santo y Justo. Si no perdonó a los ninivitas, ¿cómo perdonará al que deliberadamente pisotee la sangre de Jesucristo? (Hebreos 10:26-31)
La santidad no es una meta en nuestra vida, sino el camino por el cual debemos andar día a día –la meta es glorificar a Cristo-, y el camino de santidad siempre empieza llamándole pecado a lo que Dios le llama pecado y luego arrepintiéndose. (“Sea cual fuere el “llamamiento” que alguien pretenda haber recibido, sino ha sido llamado a la santidad, puede asegurarse que no lo ha sido al ministerio[1])
Si bien, “no hay medicina” y la “herida es incurable” (Nahum 3:19) Dios ha provisto una solución para sanar esa herida: El sacrificio de Jesús en la cruz. Tenemos acceso a esa medicina simplemente con confesar nuestros pecados (1 Juan 1:9), sólo puede impedirnos ir a ella el creer que somos autosuficientes y creer que nuestros métodos son mejores y nuestras reglas son mejores que las que Dios ha determinado, o sea, en una sola palabra: Soberbia.
La soberbia nos impide reconocer nuestra condición de pecadores y la realidad de que Dios es el dueño de todo, incluso de nuestras vidas. Por el contrario, cuando nos humillamos bajo la poderosa mano de Dios, podemos ver que Él tiene cuidado de nosotros y entonces es Él quien nos perfecciona, afirma, nos fortalece y establece para Su reino. (1 Pedro 5:6-10)

No se trata de infundir miedo sino de ver la realidad: Dios no va a tener por inocente al culpable, pero sí desea justificar al pecador arrepentido.


[1] SPURGEON, C. Discursos a mis estudiantes, Plática I: “La vigilancia que de sí mismo debe tener el ministro”. 16 ed. Colombia; Casa Bautista. Pag. 9

jueves, 4 de septiembre de 2008

El Evangelio... y ya

En realidad es sencillo:
Cristo, Dios encarnado, murió por nuestros pecados de acuerdo a lo que las Escrituras habían profetizado. Fue sepultado y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. El que cree es perdonado y el que no cree ya ha sido condenado porque no ha creído en el nombre del unigénito de Dios.

No se trata de debatir qué tan probable era que todo eso sucediera, la respuesta es obvia: ¡Era totalmente improbable! ¡No debía suceder jamás!... pero Dios tuvo misericordia de nosotros… no fue el “orden en que las cosas deben suceder”. Todos íbamos en dirección a la muerte eterna, sin esperanza, pero Dios tuvo misericordia de nosotros y vino a este mundo a pagar nuestra deuda.

No se trata de argumentar con los incrédulos, se trata de predicar el evangelio (ellos tienen argumentos… nosotros sólo el evangelio), esa buena noticia… y si alguien no quiere escucharla… seguimos predicando el evangelio. No es nuestra tarea convencer a la gente, el Espíritu Santo se encarga de eso, a nosotros se nos ha dado el privilegio de predicar las buenas noticias: Cristo vino y se entregó por nosotros, dándonos vida a través de su muerte, y si creemos, tenemos vida eternamente con Él (…sé que estoy repitiendo lo mismo, de eso se trata)

No se trata de rebajar el mensaje para que la gente no se ofenda. Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, todos son PECADORES… pero Cristo no vino a llamar a justos, sino a pecadores, siendo herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados… por eso tenemos esperanza en Él.

No se trata de adaptar el mensaje. El mensaje es uno solo y siempre el mismo en todo tiempo y lugar: Cristo murió por nuestros pecados, y resucitó siendo declarado Hijo de Dios con poder. Sólo en Él hay salvación, sólo hay un camino una sola verdad y una vida verdadera: Jesucristo, nadie va al Padre si no es por Él.

Con otro discurso puedes ganar amigos, prestigio, etc., pero nadie se convertirá a Cristo sino por la predicación del evangelio

No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree… al que no cree, esto siempre le será locura, no por eso voy a cambiar el mensaje. Sólo saber una cosa: Jesucristo y este crucificado.

martes, 26 de agosto de 2008

Tesoros


Cuando llegué a vivir a México, evidentemente no tenía nada más que un disco, un poco de ropa, un par de baquetas y mi metrónomo (Luego compré una guitarra). Y por muchos años me mantuve así.
Sólo tenía una regla para comprar algo: ¿me lo voy a poder llevar a Bolivia sin problemas?, y cada vez que iba a visitar a mi familia tomaba todos los CDs que había acumulado en el año (sí, en esa época se compraban CDs, no existía spotify) y los llevaba a mi casa, allá en Santa Cruz.

Muchas veces deseé comprar una lavadora, pero eso era algo que ya me iba generar incomodidades al momento de irme a Bolivia porque tendría que venderla y todo eso… por eso el primer año en México lavaba mi ropa a mano, no valía la pena un gasto innecesario si estaba sólo de paso en este país.

Y así renuncié a varias cosas que podrían ser útiles pero que definitivamente retrasarían mi salida si es que hubiese querido ir a casa inmediatamente. Las incomodidades de no tener tele, lavadora, automóvil, celular, etc. Desaparecían tras la siempre inminente posibilidad de regresar a Bolivia.

Esa debe ser nuestra postura ante las cosas de este mundo, porque los esfuerzos y angustias por conseguir las cosas materiales nos ahogan y al final de cuentas todo cuenta como nada a la hora de entregar al creador el cuerpo que nos prestó por un tiempo.

Jesús decía claramente: “no os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan, porque donde esté vuestro tesoro allí estará vuestro corazón” (Mateo 6:19-21). Esa es la clave, hacer mis tesoros allá y entonces mi corazón ira hacia donde está el Creador, no funciona al revés, el tesoro no sigue al corazón sino el corazón al tesoro. Haz tus riquezas en el Cielo y tu corazón añorará más y más el Cielo, entonces podrás ver la verdadera dimensión de esta vida: una “neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece” (Stgo 4:14)

Y ya que hablamos de Bolivia, me puse nostálgico y aquí pongo unos temas bolivianos interpretados por mi amigo Pirai Vaca (a quien veo de tanto en tanto y siempre en una ciudad distinta…)







Este tema no es boliviano pero por cómo toca Pirai vale la pena ponerlo ¿no?

viernes, 15 de agosto de 2008

Creerle... esa es la onda

Pablo era muy claro al decir que “…la Ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago…” (Romanos 7:14-15), y retrata una frustración clara al no poder vivir agradando a Dios de la manera correcta, pero al final de esta sección Pablo hace una pregunta importante: “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24). Nota que no dice “Qué puedo hacer para librarme de este cuerpo” o “Qué podrá librarme de este cuerpo”, sino que claramente pregunta por un “quién”. El versículo que sigue tiene la respuesta: “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.” (Romanos 7:25)

Sólo hay una forma de librarnos de esa frustración al saber que no podemos vivir como quisiéramos: descansar en la gracia de Dios que recibimos a través de Jesucristo. O sea, depositar nuestra confianza en Cristo y su sacrificio, eso es fe.
Somos salvos por gracia, por medio de la fe (Efesios 2:8-9), pero después de ser salvos necesitamos permanecer en esa fe y caminar en ella, y la forma de hacerlo es CREYENDO que lo que Dios nos pide es lo mejor.

Muchas veces desde nuestro punto de vista creemos que permanecer en un determinada situación es lo mejor… pero dentro de ti sabes que estás desobedeciendo a Dios. Lo que pasa en realidad es que no estás caminando en fe, estás creyendo lo que tus sentidos te muestran en vez de creer lo que Dios en Su Palabra te está diciendo. Y tratas de negociar con Dios “…bueno, Señor yo te creo, pero también creo que en este momento estoy viviendo una excepción a lo que tu marcaste, porque tú dices que quieres lo mejor para mí y yo me siento muy bien con esto que estoy viviendo…” , realmente has olvidado que Él no cambia (Santiago 1:17), ni Su Palabra (Isaías 40:8, 1 Pedro 1:23) Necesitas creerle y obedecer.
Hay dos formas de obedecer, una basada en el miedo a la autoridad y eso se hace mecánicamente (eso es religión) y la otra que está basada en la confianza de que lo que te piden hacer es lo mejor; “no metas tus dedos a la toma de corriente” es una instrucción buena, puedes tomarla como “no me dejan vivir mi libertad” o “Cuánto me ama que me advierte de algo peligroso”, tu respuesta depende de la confianza que tengas en quien te dio esa orden. Dios tiene la autoridad para ordenarnos lo que quiera (Es Dios), pero quiere que tengamos una relación de amor con Él.

Una vez que reconozco que Su Voluntad es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2) y reconozco mi incapacidad de vivir de esa manera (si creo que yo puedo, estoy demasiado lleno de mí mismo y no hay espacio para Él), entonces estoy listo para recibir Su Espíritu, que es lo que me va a dar el poder para ser testigo suyo día a día (Hechos 1:8). Y Él pondrá querer y el hacer a través de Su Espíritu (Filipenses 2:13).

Checa esta conferencia



O sigue este link

viernes, 1 de agosto de 2008

El Amor

Para Jacques Lacan, el psicoanalista francés, el amor era “dar lo que no se tiene a alguien que no es”, o sea un convenio de mutuo engaño. Shakespeare, en cambio, en “Romeo y Julieta” plantea que el amor es “el humo engendrado por el hábito de los suspiros”. Y hay quien no se inmiscuye en la tarea de la definición del amor, sino en su “caducidad” y citan a Vinicius de Moraes en célebre frase: “el amor es eterno mientras dura” * En todo caso, la concepción cotidiana del amor es barata y poco esperanzadora.

Pero la Biblia nos muestra que el amor no está basado en un sentimiento porque los sentimientos son fluctuantes y dependen –en la mayoría de los casos- de las circunstancias, de las ambiciones personales y el egoísmo (“…te amo porque me siento bien… pero si ya no me siento bien... ya no te amo…”)
El amor bíblico es, en primer lugar, una decisión individual y consciente; un acto de la voluntad. Jesucristo dijo “Un mandamiento nuevo os doy…” (Juan 13:34) no dice un “sentimiento” sino un “mandamiento”. El amor es un acto deliberado y personal.

De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16) Dios no “sintió” que nos amaba, sino que decidió amarnos y envió a su Unigénito. Cristo no “sintió” amarnos, sino que decidió amarnos hasta la muerte y lo demostró en la Cruz del calvario. Nadie le quitó la vida, sino que Él decidió ponerla por nuestro rescate (ver Juan 10:17-18) Fue su decisión.
Por todo eso, el amor verdadero (ya sea a tu esposa, a tus padres, a tus hijos o a tus vecinos -o incluso a tus enemigos-) no es un sentimiento al que debes seguir, sino un acto de obediencia.

Si tú decides obedecer, (amar a quien no “sientes” amar) Dios te dará el poder hacerlo, no es un acto místico o esotérico, sino simplemente un acto de obediencia. ¿Vas a obedecer?
(Tal vez te preguntas “¿Cómo es que Dios me dará el poder para hacer algo que no puedo hacer?”, lo veremos la próxima semana…, mientras tanto sólo obedece y ama a tu prójimo)

*Frase común, extrapolada del poema “soneto da fidelidade” (“soneto de fidelidad”) del poeta Vinicius de Moraes:
(fragmento)
“Eu possa me dizer do amor (que tive):
Que não seja imortal, posto que é chama
Mas que seja infinito enquanto dure”

“Pueda yo decir del amor (que tuve)
Que no sea inmortal, puesto que es llama
Pero que sea infinito, mientras dure”

viernes, 25 de julio de 2008

¿Miedo?

Hay quien tiene miedo de la oscuridad (me inscribí en esta categoría tantos años… mi familia lo debe recordar tan bien…). También hay miedo a ciertas alimañas (oh, si Noé hubiese limpiado bien el arca). También hay quienes tienen miedo de hablar en público y quienes tienen miedo del avión (dice García Márquez que no tiene miedo de que se caiga el avión… sino que tiene miedo de volar) Pero de todos los miedos el peor es el inevitable miedo del “día después de mañana” (citando una mala película). Ese miedo es el miedo a la muerte, porque sólo la muerte es lo certero, lo inexcusable, lo ineludible…

Dice la Biblia que el que tiene el imperio de la muerte es el diablo, y por este temor a la muerte todos estábamos sujetos a servidumbre. El miedo de la muerte nos esclaviza a la voluntad del que tiene el imperio de la muerte.
Míralo de esta manera: Es el miedo a la muerte lo que produce ese deseo de “aprovechar” la vida al máximo. Ahora, ¿Está mal eso? ¡Claro que no! Yo creo que debemos aprovechar la vida, pero no para correr en dirección a la muerte.
La presencia de Cristo en tu vida te libra de ese temor a la muerte y entonces eres libre de vivir bien, no esclavizado a lo que el mundo dice que es la felicidad y no esclavizado a lo que el mundo dice que es “vivir”.
Déjame ponerlo de otra manera; hay quien dice que “aquí y ahora debemos disfrutar…” lo dice porque realmente no sabe qué es lo que viene después y le aterra que luego no tenga esos deleites… pero cuando has conocido la verdad del evangelio SABES que nada tiene comparación con el gozo que nos espera cruzando el umbral de la muerte… por tanto, ¿por qué temer? ¿Por qué creer que “hay que aprovechar mientras hay”? Si sabes que lo mejor está por venir… entonces puedes verdaderamente disfrutar este tiempo, e incluso las pruebas son de gozo porque sabes que la prueba de tu fe produce paciencia (Santiago 1:2); “y la paciencia prueba (experiencia); y la prueba esperanza (confianza) y la esperanza no avergüenza porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:4-5).

…el perfecto amor echa fuera el temor…” y “nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero” (1 Juan 4:17-18)

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda su vida sujetos a servidumbre” Hebreos 2:14-15

miércoles, 16 de julio de 2008

¿Nacer de nuevo?

Nicodemo se acercó de noche y le dijo a Jesús: “Sabemos que vienes de Dios…”
¡Claro! Cómo negarlo después de ver todo lo que había visto; cómo negar que venía de Dios después haberle oído…
El problema para Nicodemo no era lo que sabía, sino lo que no sabía –o no quería reconocer- : Su verdadera condición.
Nicodemo, como todos los religiosos, creía que el “hacer cosas” ponía a Dios en la obligación de otorgarle la entrada al cielo.

Es fácil reconocer quién es Jesús… (Es demasiado maravilloso para confundirlo con un simple maestro o un profeta… Él es Dios) el siguiente paso es reconocer quién soy yo, y cuando estoy a su luz la realidad es evidente. No importa cuántas “cosas buenas” haga o pretenda hacer… nunca es suficiente porque Jesús es Dios y yo soy polvo.
Por eso Jesús le contesta: “Necesitas nacer de nuevo (…) el que no nace del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios”. ¿Nacer de nuevo? O sea ¿tener dos vidas? ¡Claro que no! (a no ser que seas un gato no tienes más que una vida) ¿Entonces?

Entonces quiere decir que necesitas otra vida, la Biblia no dice que debes “mejorar” sino que necesitas renacer. ¿No te has cansado de la vida que cada día inicias y persigues, pero que siempre se escapa de tus dedos? ¿No te has cansado ya de tantos esfuerzos estériles?

Primero necesitas nacer de nuevo (si no sabes cómo, aquí te ayudan paso a paso: www.quehare.com) y luego… como Juan Bautista: deja que Él crezca mientras tú menguas… eso es morir a ti mismo.

Nicodemo no reconocía que estaba muerto, esa era su condición, por eso hacía cosas religiosas para sentirse vivo. ¿Tú eres igual?

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán” (Juan 5:23-24)

(La historia de Nicodemo la encuentras en Juan 3)

lunes, 7 de julio de 2008

Paciencia

Los tiempos modernos han acelerado todo; ya las palomitas (pipocas, se dice en Bolivia) no se hacen como antaño, ahora se hacen en tres minutos con solo apretar un botón. La comida viene pre-cocida, las ensaladas viene pre-desinfectadas, etc. Todo para que a la hora de cocinar todo sea más rápido.

A la hora de escribir también hemos “economizado” palabras o letras, ahora “c pde scribir n la mnera q c t ntoje”. Los niños también van desde muy pequeños a la escuela para aprender cuanto antes inglés, computación y todo eso que es necesario para ser un “hombre de éxito” en el mundo moderno, nos guste o no esa es la realidad que correteamos día a día pero…

…pero ese no es el diseño de Dios. Él diseñó el día de 24 horas y por mucho que corramos sigue teniendo 24 horas. Hay cosas que no podemos acelerar porque a pesar de que en el mundo actual las prisas nos gobiernan, en el diseño divino Dios es el que sigue gobernando… y Él no tiene prisa porque el tiempo está en su mano.

Las pruebas que vivimos requieren de tiempo porque es en ese lapso que Dios está formando su imagen en nosotros. Las pruebas desarrollan nuestra confianza en Él… pero no puede haber confianza si no hay paciencia. Yo sé que puedes decir “he hecho la voluntad de Dios y sigo en este tiempo tan duro y difícil…”, mira lo que dice Hebreos 10:36 “Es NECESARIA la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” (énfasis mío)

Dios no quiere meterte en un microondas espiritual para que la prueba pase rápido. Sabemos que los mejores platillos no se pueden hacer de esa manera, sino que tienen que hacerse “a la antigüita” respetando los tiempos de cocción “pa que sazone”. Dios quiere hacer la obra en nosotros -Él es fiel- pero como buen artista, lo quiere hacer bien. (Filipenses 1:6)

En medio de la prueba, espera y confía, toma tu Biblia día a día y espera en Él, “…no te hagas perezoso, sino imitador de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”… dirás “¿y cómo puedo imitar a esos que no son perezosos?” lee tu Biblia y aprende de Daniel, Josué, David, etc. Ahí están… lee Hebreos 11… y ya que estás por ahí… sigue leyendo hasta darle la vuela a toda la Biblia… necesitas paciencia, pero el fruto vale la pena.

lunes, 30 de junio de 2008

¡¡Unánimes!!

Hola, ya sabes que cuando canto, a veces desafino un poco y mi voz, muy a pesar mío, no tiene el color ni el timbre de la seda; eso no significaría ningún problema si no fuera que me gusta mucho cantar y bueno, debido a los detalles que acabo de contarte, canto solamente cuando no hay nadie cerca o en voz muy bajita.

Pero el otro domingo cuando estábamos cantando en la alabanza y de pronto se fue la luz, las voces y los instrumentos en el escenario desaparecieron detrás de las voces de toda la iglesia.

En un instante y sin premeditación dejó de escucharse la voz de los solistas y, suspendido en el aire, sólo se escuchaba la voz gruesa y multitímbrica de todos los que ahí estábamos reunidos.

Supongo que no soy el único que desafina cuando canta, seguramente hay otros como yo en la congregación, pero ahí, con mi voz sumada a las voces de todos no existió la desafinación, sólo se oía una voz común que se elevaba, y que a pesar de que todos cantaban bajito (casi en susurros) se podía oír una voz fuerte y dulce en todo el salón. Una voz que no era de nadie y que a la vez era de todos. Y yo cantaba en medio ¡y no se oía desafinado!

Entonces entendí bien porqué Dios nos quiere juntos, en comunión y en alabanza. Cuando cantamos juntos las voces afinadas ayudan a afinar las imperfecciones de los que no son tan afortunados, las voces chillonas, las voces raspadas, las voces ásperas se unen a las voces empalagadoramente dulces, a las voces bellas y a las voces finas, y el resultado final es magnífico.

Si somos un sólo cuerpo (Romanos 12:4-5), tenemos una sola voz, que es la suma de nuestras voces, y ya no es ni mi voz ni la tuya sino la de Cristo… y esa es la voz que el mundo necesita oír. Nuestra voz se afina en el conjunto de voces cuando estamos unánimes, cantando una misma cosa y al mismo tiempo, decía Pablo: “para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestros Señor Jesucristo” (Romanos 15:6), “porque de Él, por Él y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (Romanos 11:36)

miércoles, 25 de junio de 2008

¿Cristianos?

No se trata de llenar las iglesias,
Sino de predicar el evangelio.
No se trata de decir “¡Amén!” o “¡Aleluya!”,
Sino de vivir como Jesucristo.
No se trata de aprenderse versículos,
Sino de crecer en santidad día a día.

Porque todo es de Él, por Él y para Él...

No digo más, sólo tómate un tiempo y mira estos videos.
(Aquí está dividido pero lo puedes ver completo en la siguiente dirección: www.blip.tv/file/473431)

Video 1

Video 2

Video 3

viernes, 13 de junio de 2008

El fin se ve en el principio

El asunto de la evolución o la creación no tiene su origen en la duda “¿de dónde venimos?”, sino que se desprende del miedo a responder la pregunta: “¿A Dónde vamos?”, porque el asunto es sencillo:

Si somos producto de un accidente cósmico, el resultado de una combinación aleatoria de moléculas, o sea, en realidad si eso es cierto sólo somos una broma del azar.
Entonces si ese es el caso no importa cómo vivamos, a final de cuentas, de una piedra o un río sólo nos distingue un número en los dados del destino. No hay propósito, no hay meta ni medida, pero…

Si somos el resultado de la creación consciente de un diseñador, entonces eso implica que voy a dar cuentas de mi vida. Entonces importa mucho el cómo vivo y lo que hago, y en ese caso ya tengo un estándar para medir lo bueno y lo malo: el estándar que fija el Creador de este magnífico laberinto.

Hay dos tipos de personas:
Los que creen en la evolución porque no han oído la verdad de la creación; y

Los que deciden creer en la evolución porque de esa manera pueden seguir viviendo sus vidas de la manera que ellos lo deseen, convirtiéndose a sí mismos en sus propios dioses, definiendo por sí mismos lo bueno y lo malo.

¿Creación? ¿Evolución? No es un asunto de evidencia sino de conciencia. (En otro momento hablaremos de la evidencia)

lunes, 26 de mayo de 2008

Los buenos y el cielo

Desde tiempos viejos se nos ha enseñado que los buenos se van al cielo y los malos al infierno, hasta lo decía Enrique Guzmán “Se ha ido al cielo y para poder ir yo/debo también ser bueno para estaar con mi amoooor…”

Qué sorpresa es encontrar que Dios jamás lo planeó de esa manera porque, de ser así, el cielo sería un lugar con demasiados lugares vacantes y Dios tendría que conformarse con que nadie pudo llegar al lugar que Él tenía preparado para el ser humano.

La Biblia nos dice claramente que “no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:10-18), por tanto, todos caemos en la categoría de “malos” (TODOS implica TODOS) y por eso precisamente es que Dios en su gran amor e infinita misericordia ha provisto para nosotros un camino por el cuál podemos llegar al cielo. Este camino es Jesucristo (Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí).
Todos sabemos que hemos pecado, eso nos aparta de Dios... pero Él quiere tener una relación personal con cada uno de nosotros, por eso Él pagó nuestra deuda de pecado en la cruz del calvario, al morir dijo "Consumado es" (literalmente: "pagado por completo"), sólo tenemos que recibir ese perdón.

Si depositamos nuestra fe en el sacrificio hecho por Él y le confesamos como nuestro Señor, creyendo que Él resucitó y se sentó a la diestra del Padre, entonces el camino está abierto para nosotros (Romanos 10:9).

Tal vez es momento de cambiarle la letra a la canción y decir: “Se ha ido al cielo y para poder ir yo… debo arrepentirme y aceptar a Cristo como mi Señor…”
(Si deseas conocer más de Cristo a través de la Palabra de Dios, visita la página de Semilla de Mostaza http://www.semillamexico.com/ en la sección de "conferencias")
Mira este video y dime si no te identificas.


domingo, 18 de mayo de 2008

Espectador o protagonista...


La Biblia es, por mucho, el libro más vendido del mundo. Lamentablemente no es necesariamente el libro más leído, lo cual crea una especie de paradoja que se comprende si tomamos en cuenta que alrededor de la Biblia hay una cantidad enorme de mitos y creencias que se han ido acumulando y que hacen que la gente tenga más prejuicios que intentos de leerla, y si alguien se atreve a intentar una lectura, generalmente se acerca a ésta con demasiado temor y esperando, ya de entrada, encontrar cosas que “no va a poder entender”.

Esta suerte de “miedo de no entender” nos ha costado muchos dolores de cabezas, religiones que se levantan enarbolando una “nueva verdad revelada”, sectas efímeras (o algunas no tanto) basadas en escritos de “gente iluminada” que da “nuevas interpretaciones” a la Biblia o, en el mejor de los casos, grupos de personas que afirman que la Biblia es la Palabra de Dios, pero la tienen en sus casas con la misma esperanza que la que se deposita en un amuleto cualquiera que vale dos pesos con cincuenta.

Dios nos ha permitido tener en estos tiempos muchísimas versiones de la Biblia, cada una con un enfoque un poco distinto, pero todas con el mismo propósito: transmitir la Palabra de Dios y su voluntad para nuestras vidas. Si sólo nos asomáramos un poco y nos dejáramos llevar por sus caminos, nos encontraríamos con la sorpresa de que la Biblia, en primer lugar, no es tan complicada como algunos quisieran que pensáramos (por el lenguaje no te preocupes, hay Biblias con lenguajes muy sencillos y de fácil comprensión) y, en segundo lugar, no habla de historias y leyendas muertas, sino que se hace viva en nuestras vidas cada día y a cada instante.

Ese último factor es el que hace que la Biblia se diferencie de cualquier libro de Historia (aunque tiene Historia narrada de una manera rigurosa), de Poesía (a pesar de que tiene grandes obras poéticas), de leyendas fantásticas (aunque tiene historias que harían palidecer a los autores de “las mil y una noches”) o novelas de amor (Hay muchos relatos que ya quisiera haber escrito Corín Tellado) o profecías (Ni Nostradamus, ni Madam Sassu, ni Walter Mercado juntos se comparan con las profecías que se hallan en la Biblia). No es que la Biblia sea “mejor” que cualquier libro escrito dentro de estos estilos, ese no es el punto, sino que la Biblia es diferente de todo libro escrito antes o después de ella, porque todo lo que la Biblia narra está vivo.

Yo recuerdo muy bien cuando de niño me dormía pensando en la historia de “el árbol que canta, el pájaro que habla y el agua de oro” (o algo así) que mi papá me acababa de leer, y no entendía porque esas historias terminaban con “...y vivieron muy felices.... tan, tan...”. Me pasaba horas pensando qué podría haber pasado, y releía el cuento con la esperanza de que se abriera una especie de puerta que no había leído antes... pero nunca sucedía eso, y me tenía que conformar con el “...tan, tan”.

La Biblia, en cambio, nunca termina porque siempre hay -a pesar de haber leído un pasaje cien veces- algo nuevo, esa puerta que no habías visto y nos lleva a conocer cosas que ni siquiera imaginábamos, pero eso no es lo mejor, sino que las historias que nos cuenta siguen vivas en nuestras propias vidas. No es simplemente la lectura de algo que le sucedió a alguien en un pasado remoto –“en un reino muy, muy, muy lejano”- y ya se acabó, sino que es algo que generalmente conocemos muy bien y en primera persona. Muchas veces me he sorprendido leyendo mi propia vida, leyendo mis propias palabras, mirando mis propios ojos, palpando mis mismas manos.

A lo largo de la historia, mucha gente ha cambiado su vida al entrar en contacto con la Palabra de Dios (muchas de esas historias están registradas por la misma Biblia en sí), y eso sigue sucediendo hoy en día, en tu mismo país, en tu ciudad, en tu escuela, en tu calle, tal vez en tu propia casa.

Una vez me invitaron a tocar en el aniversario de un programa de radio, el concierto se iba a transmitir en vivo y estábamos invitados algunos de los músicos amigos del programa (era un programa de Blues). No recuerdo por qué pero al final no pude ir, pero en el carro a la hora determinada encendí el radio y escuché el concierto. En la noche al ver al conductor le pedí disculpas por no poder ir y le dije “...pero lo estuve escuchando en la radio...”, su respuesta en ese momento no me dijo nada, ahora al entender la importancia de la Palabra de Dios la entiendo mejor, me dijo: “¿Vos preferís ser espectador que protagonista…?”

...de eso hablamos hoy, de que la Palabra de Dios no fue escrita por casualidad, sino con un propósito: el de ser leída y comprendida. Y no fue escrita dirigida a la “Sociedad”, o “al pueblo”, o cualquier otro sustantivo colectivo, sino que cuando el Espíritu Santo la iba dictando, tenía tu nombre en mente (con todos tus apellidos) y redactó las palabras exactas que necesitas oír, por eso déjame invitarte a desempolvar tu Biblia (nueva o vieja, no importa) y vamos a empezar a leerla, como lo que es: una carta de amor que Dios te ha escrito para que no te quedes con dudas de su Gran Amor.

En el camino vas a tener dudas, claro que sí, eso no tiene que preocuparte porque el su autor quiere revelarte toda su Palabra. Te invito a que la leas y la vivas, qué prefieres ser: espectador o protagonista.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Del mono… al estéreo

No quisiera meterme a escribir un blog más (Hay muchísimos en la red, unos buenos, otros no tan afortunados) sobre la imposibilidad matemática de la teoría de la evolución, pero realmente me resulta imposible no mencionar por lo menos un par de ideas que pueden sugerirte algo en qué pensar.

¿Cuánto tiempo tendría que pasar un chimpancé jugando con el teclado de una computadora para que al azar pudiera escribir por completo (y sin errores de ortografía) “Cien años de soledad” de García Márquez o “Baudolino” de Umberto Eco? O déjame reformular la pregunta: ¿Cuántos chimpancés necesitas -cada uno en su computadora- para que alguno de ellos lograra escribir (al azar, mientras juegan con el teclado) alguno de los libros antes citados? ¿Cuánto tiempo les darías para conseguir ese resultado?

Obviamente la respuesta es “Nunca lo conseguirían”. Necesitas mucho más que azar para poder escribir y describir las desventuras de los Buendía (y no perderte en su linaje) y es necesario mucho más que golpes de teclado para narrar las peripecias de los que buscaban la ruta de la epifanía.

¿Cuántos millones de años demoraríamos esperando que alguno de los pájaros carpinteros del mundo lograra –con clave morse, por supuesto- escribir uno sólo de los evangelios de la Biblia? ¿Podrías conseguirlo si dispusieras de 100.000.000 pájaros carpinteros? ¡Claro que no!

¿Y todavía consideras que el proceso (mucho más complicado que escribir un libro, por muy buen libro que sea) de la formación de la vida en la tierra sea un resultado del azar?
¡Mira tus manos! Tendones, células, venas, átomos… todo funcionando en una armonía perfecta que te permite sentir sensaciones de temperatura, textura, etc.

¿Creerías que un cuadro de Guayasamín simplemente apareció sobre un caballete un día…? ¡Claro que no! Tuvo que existir el genio de Guayasamín para trazar cada línea… es la obra de un pintor, de un artista…

Mírate, eres mucho más complejo que un cuadro, que un libro, que un poema… eres creado por un artista, por un Creador… y lo más importante, con un PROPÓSITO: Su Gloria.
La evolución sólo es real cuando vemos que el MONO evolucionó al ESTÉREO…
…Tú y yo somos creados a la imagen de Dios.

La canción del video que está abajo la canta Chris Tomlin (una amiga tradujo la letra) miralo y observa cómo todo eso no puede ser producto del azar...
... deja que Dios te conquiste.
.
.


Indescriptible
Desde la altura más alta, Hasta lo más profundo del mar, La creación revela Tu majestad, Desde los colores de otoño A la fragancia de primavera, Cada criatura única en la canción que entona, Todos exclamando:
.
Indescriptible, incontenible, Pusiste las estrellas en el cielo Y por las conoces por su nombre, Maravilloso Dios,
Todopoderoso, Indomable, Asombrados caemos de rodillas
Mientras humildemente proclamamos: maravilloso Dios.
.
¿Quién le dice al relámpago hacia donde debe ir? ¿O ha visto bodegas repletas de nieve? ¿Quién imaginó el sol y es fuente de su luz? sin embargo lo cubre y nos da la frescura de la noche, Nadie puede comprenderlo.
.
Indescriptible, incontenible, Pusiste las estrellas en el cielo Y por nombre las conoces, Maravilloso Dios, Todopoderoso, Indomable, Asombrados caemos de rodillas al humildemente proclamar, maravilloso Dios
Incomparable, Invariable, Ves lo profundo de mi corazón Y aún así me amas, Eres maravilloso Dios, Eres maravilloso Dios.

martes, 29 de abril de 2008

El día que brilló la oscuridad


Habían pasado las 12 del medio día y como cada domingo estabamos al inicio del servicio. La alabanza sonaba al frente y todo parecía normal, como cualquier domingo, pero de pronto se fue la luz y nos quedamos sumidos en una penumbra que se iluminaba solamente con las notas de la batería, que fue el único instrumento que se rebeló al silencio...
...sin pausas, la alabanza continuó pero a capella, y pasamos de las canciones rápidas a baladas de esas que son -como dice Hugo- “de cachetito con El Señor”.
Es probable que hubiesen algunos pensaran: “uf...que bueno que se fue la luz, a lo mejor asi hoy salimos temprano” o tal vez “ pssss... justo hoy que vino tal o cual persona...” y seguramente no faltó quien iba llegando y notó que había algo raro pero que no sabía exactamente qué era.
Luego de varias canciones en las que, debido a la ausencia de micrófonos, se escuchaba un coro general, sin solistas, subio Fermín y con voz en alto, dió gracias a Dios por las ofrendas y por las grandes bendiciones que habíamos tenido en la semana; un poco después Hector pasó al frente para iniciar la conferencia correspondiente.
El ambiente continuaba un poco extraño por la ausencia de luz. Yo, sentado atrás, podía “escuchar” el silencio que la gente de adelante guardaba para que la voz de Hector resonara en todo el recinto.
Todo hacía suponer que la reunión debía suspenderse, porque sin energía para amplificar la voz del pastor, y sin luz suficiente para leer los textos en las biblias, aquello sería muy complicado.
Entonces se levantaron varias oraciones de gratitud entre la gente y celebramos la cena del Señor: sin micrófonos, sin luz eléctrica, sin artifios humanos... sólo con el corazón y el oído atentos a la “palabra de verdad.”
...y recordamos el sacrificio, la sangre y el nuevo pacto, y el cuerpo partido... y el perdón y la misericordia (“...porque el Señor Jesús, la noche que entregado...”)
...estabamos ahí, en medio de ese salón en penumbras, vagamente iluminado por la poca luz natural que buscaba las pequeñas rendijas para filtrarse... (como Jesús -la Luz verdadera- que busca las rendijas en los corazones rotos para entrar, iluminar y sanar... ...y consolar...)
No recuerdo haber visto nunca una oscuridad tan iluminada, ni que un salón con luces apagadas brillara con tanta fuerza. Cuando parecía que porque fallaron los medios tecnológicos se complicaría mucho la mañana, resultó que la oscuridad tiene suficiente luz si es que está abierta la puerta de la salvación.
Sin duda, esa mañana, brilló (y no por su ausencia) “la palabra profética más segura”, y ya lo sé, “haríamos bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en nuestros corazones...”*

...qué más te puedo contar.

* 2 Pedro 1:19

jueves, 24 de abril de 2008

Lo que Dios nunca dijo...


La sabiduría popular unas veces es verdaderamente sabia, pero otras veces solamente es popular. No sé cuándo fue la primera vez que escuché la consabida frase: “…recuerda que Dios dice: Ayúdate que yo te ayudaré...”, y sí, debo confesar que hubo un tiempo en que sí, creí que Dios dijo, o por lo menos debió haber dicho eso en algún momento, pero qué sorpresa me di cuando descubrí que ¡Dios jamás dijo tal cosa! (puedes revisar tu Biblia de arriba abajo y no encontrarás esa frase en ningún lado).
Es entonces cuando me pregunté ¿Cuántas cosas habré creído que en realidad no son reales?, ¿Cuántas palabras de “sabiduría y ciencia” me han dicho que son ciertas y no lo son en realidad?
Por eso Dios me invita a tomar la Biblia como un filtro para evitar que termine creyendo cosas que son mentira aunque parezcan y sean proclamadas como verdad: “examinadlo todo, retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21), pero… ¿Cómo saber qué es “lo bueno”? Eso es sencillo, el Salmo 34:8 nos dice “Gustad y ved que bueno es Jehová” Si Dios es bueno, todo lo que Él dice es bueno, por tanto Su Palabra es buena.
En el libro de Hechos 17:11, la Biblia le llama “más nobles” a los que escudriñaban las escrituras para comprobar si es que Pablo les estaba diciendo la verdad o no.
Jesucristo mismo nos pide que escudriñemos las escrituras (Juan 5:39)
Por todo eso mejor toma tu Biblia y escudríñala para ver si es cierto todo lo que estás escuchando que Dios ha dicho (en primer lugar revisa lo que dicen estas líneas) y deja que Dios te llame “noble” por creerle más a Él que a nadie.