"De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme." (Juan 21:18-19)
¿Qué es la madurez? ¿Cómo sé si soy una persona realmente madura?
En el mundo actual la gente anhela llegar a cierta edad creyendo que entonces será completamente libre de hacer lo que quiere, entonces el individuo se sentirá una persona adulta, mayor o madura; pero no es así, la madurez no es una licencia para satisfacer mis caprichos, por el contrario, es la capacidad que tenemos de ejercer la libertad de renunciar a nuestros propios deseos a cambio de agradar a quien amamos.
¿La libertad de renunciar? ¡Qué es eso!
Déjame explicarlo con un par de preguntas: ¿No son los niños los más caprichosos y egoístas? (a pesar de su ternura) ¿no les cuesta a los niños darse cuenta de que el mundo no gira alrededor de sus deseos?, claro que sí, por eso a los niños se les debe enseñar a compartir, a respetar, etc., pero no se les debe enseñar a ser egoístas, envidiosos y más, todo eso lo tienen de entrada en su sistema.
Una persona es madura cuando tiene la capacidad de ver por los demás y no cuando sólo ve por sí misma. Pero en este mundo las cosas no se entienden normalmente así porque el aquí y el ahora siempre están invertidos de cómo deberían estar, la Biblia me enseña que en el mundo todo está al revés (Eso me recuerda a Facundo Cabral, que definió la sociedad como aquel lugar “donde el dólar sube y el hombre baja…”)
Jesús le dijo a Pedro: “De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras” (Juan 21:18)
El morir a mí mismo, el dejar que sea Él quien me ciña y Él quien me guíe aunque Su camino no es el que mi carne desea transitar (Gálatas 5:17), eso es madurez.
Obviamente mi carne quisiera seguir viviendo la vida como la vivía antes, por eso es necesario que extienda mis manos (Gálatas 5:24) y me rinda ante Dios.
Ese es el precio de la madurez, Cristo no mintió al respecto, fue claro al decir que no sería fácil: “Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme” (Juan 21:19)
Jesús nos dijo el costo, pero también el premio: ¡Es para glorificar a Dios! (no se trata de mí, sino de Él, por tanto Él va a sostenerme aunque parezca imposible desde mi perspectiva)
Él no va a obligarnos, pero su llamado ahí está y todavía vigente: “Sígueme”. (La recompensa es vida eterna a su lado. Sabes el costo y conoces el premio ¿aceptas?, vale la pena)
Sí que lo vale!!!
ResponderEliminar"Una persona es madura cuando tiene la capacidad de ver por los demás y no cuando sólo ve por sí misma"
ResponderEliminar¡De eso quiero!
Quiero el sentir de Cristo.
Que bendición
Oye... publica tu trabajo de Genesis... soy fan de ese
No lo encontraba pero ya está
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