“Y vosotros estáis completos en Él, que es la cabeza de todo principado y potestad” Col 2:10
En Cristo estoy completo, así de sencillo. Cuando comienzo a sentir que me falta alguna cosa, es porque he apartado mis ojos de Él y estoy siendo engañado por medio de “filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (v.8).
No importa cuál era la necesidad que yo sentía que tenía en mí antes de llegar a Cristo, ésta se satisfizo al entrar Jesús a mi vida y ahora estoy completo en Él.
El mundo tratará de convencerte de que necesitas añadir algo más a tu vida: un poco más de dinero, un mejor coche, una casa más grande, un día más de descanso, etc. Pero todo eso es un engaño: Sea como sea que estés en este momento, si estás en Cristo, estás completo y no hay nada que necesites añadir a tu vida, al final de cuentas, “en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”