martes, 21 de marzo de 2017

Si no creyera en lo que creo...

La canción "La maza" de Silvio Rodríguez es una declaración de principios y compromisos con su entorno.
Silvio es la maza, ese instrumento que sirve para arrancar a la cantera el material que sirve para construir algo, en este caso la cantera es de donde él extrae su canto y -por tanto- su mensaje. Por ello él reconoce que su existencia depende del propósito que puede tener su vida: sin propósito su canto es inútil. ("Qué cosa fuera la maza sin cantera")

Es interesante que Silvio mismo argumenta que si se desnuda de ese creer, él mismo se convierte en:


  • Un amasijo hecho de cuerdas y tendones: Simplemente materia viva... sin vida
  • Un revoltijo de carne con madera: Él y su guitarra serían sólo un despropósito
  • Un instrumento sin mejores resplandores que lucecitas montadas para escena: El escenario no tendría más meta que hacer ver lucecitas para el deleite vacío de quien se acerque.
  • Un testaferro del traidor de los aplausos: Es decir, un títere que traicionando a quien le oye sólo busca los aplausos.
  • Un servidor de pasado en copa nueva: Sería el portador de la promesa de un cambio que nunca se da, una nube cargada... que no llueve nunca.
  • Un eternizador de dioses del ocaso: Su existencia sería sólo una excusa para eternizar algo que está muerto, un dios que no vive, ni salva, ni sostiene...
  • Júbilo hervido con trapo y lentejuela: Su canción sería sólo un mero adorno estético, puro trapo y lentejuela...

Por supuesto que Silvio no sospecha que lo que dice es más profundo de lo que él mismo cree. Este es el retrato de lo que somos los que hemos creído en el Salvador. Nosotros, que siendo vasos de barro (mucho más frágiles que una maza), portamos el tesoro de la gloria de Dios por misericordia Divina (2 Corintios 4) sabemos que -en verdad- si no creyéramos en lo que nos ha sido revelado no tendríamos la más mínima razón de existencia.

Bueno, todo esto surge porque hace unos días encontré este video (de hace unos veintitantos años) y me recordó que en aquella época yo estaba comprometido con causas que creía justas... pero al final no eran eternas...

Como una anécdota curiosa, al principio se escucha que hago un repique en el bombo y pareciera que lo hago para arengar al público buscando aplausos (cosa que en realidad sí sucede...)... lo cierto es que con el primer toque, el bombo se desequilibró y estuvo a punto de caer de su pedestal, por eso dejé de tocar... al oír los gritos de la gente, ya deliberadamente, repetí el repique con otra pausa... Tal vez ahora, 20 años después no es gracioso... cuando al final del concierto les conté a todos lo que había pasado nos reímos mucho... :)




Aquí una versión en vivo (subtitulada) con la voz de Silvio: