lunes, 30 de mayo de 2016

Una iglesia joven y relevante

(En respuesta una publicación del pastor @RaulGarduno1, pastor de Semilla de Mostaza Santa Mónica. Puedes leer su publicación Aquí)

Comencemos por definir lo que  entendemos, en este contexto, como "relevante".

Una "iglesia relevante" se entiende como una iglesia que está en "armonía" con el entorno cultural y social de la época. Quienes ven la relevancia de una iglesia en este sentido, plantean que una iglesia debe ser atractiva en todos los aspectos, por ello la importancia que se le otorga a la decoración (que se vea bonito), al estilo de música (que la gente escuche música que le guste), al "look" del predicador (que la gente -sobre todo la nueva generación- pueda identificarse), etc.

La premisa que sostiene esto es que "los tiempos cambian y hoy no se puede hacer iglesia de la misma manera que se hacía hace 30 años". Se entiende que las nuevas generaciones no van a la iglesia porque lo que encuentran es un ambiente anticuado, en cambio, si les muestras lo que a ellos les interesa (música, tecnología, "look", "onda", etc) se quita de en medio el estorbo entre la iglesia y los nuevos jóvenes creyentes.

No dudo que entre los "relevantistas" habrá gente con un genuino deseo de predicar el Evangelio y con un ferviente deseo de servir a Dios, pero -ya te habrás dado cuenta- creo que ese mismo anhelo se ve mermado por pretender hacer atractivo algo que -por definición bíblica- siempre va a ser una locura  (1 Corintios 2:14), nunca algo atractivo.

El otro día, platicando con mi amigo @AlexAwadh me comentaba cómo en el ambiente de los fisicoculturistas abunda el utilizar sustancias para crear masa muscular y así conseguir un mejor resultado... bueno, eso mismo es lo que  sucede cuando queremos alterar las circunstancias para que más gente quiera asistir a la iglesia: el cuerpo puede crecer pero no de manera natural.

Quien asiste a la iglesia debe ser atraído sólo por el mensaje del Evangelio, motivado por la comunión con otros santos (cuyo lazo común es Jesucristo, no una tendencia en música, ropa, etc.) y alimentado con La Palabra y sólo con La Palabra. Cualquier otro impulso ajeno a esto convierte a la iglesia en una "alternativa del mercado" que tiene que ser suficientemente atractiva para no perder la "clientela" que llega a sus puertas.

¿Con esto digo que las iglesias deberían ser feas y descuidadas? Por supuesto que no, pero el tema de la "relevancia cultural" no debe ocupar la mente del pastor. Creo que hay un peligro importante en querer "alcanzar a la nueva generación" en vez de querer predicar el Evangelio a toda criatura (así, TODA criatura, sin tener un "publico objetivo" en mente)

Cada  pastor tiene una identidad y un estilo, y es lógico que la iglesia misma adopte parte de ese estilo... el problema surge cuando esa identidad y ese estilo es derivado de las tendencias caprichosas de las modas y no de Jesucristo y Su Palabra. Si el "look" es parte de la estrategia para alcanzar nuevas almas, estamos en problemas.

Cuando el estilo de una iglesia ha ganado más relevancia que Jesucristo mismo -sin importar el estilo- hemos equivocado el rumbo. Cuando hay una preocupación y una exaltación por el "nadie tenga en poco tu juventud" en vez del anhelo de ser "ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza" hemos comenzado a ignorar la brújula y probablemente navegaremos en aguas extraviadas.

Hay mucho más que decir al respecto, pero será en otra ocasión. Sólo terminaré diciendo lo que quería decir desde el principio: Querido amigo Raúl, estoy de acuerdo contigo.

viernes, 13 de mayo de 2016

Repost de una publicación de Facebook de Raúl Garduño

Lo malo -o una de las cosas malas- de Facebook es que es efímero. Una publicación aparece y un día después (o a veces algunas horas después) ya desaparece en el mar de nuevas publicaciones... (pensándolo bien, tal vez eso es lo bueno y no lo malo...) 

 En fin, hace casi un mes, mi amigo Raúl Garduño (@RaulGarduno1), pastor de Semilla de Mostaza Santa Mónica, publicó esto en su muro de Facebook. Por esa fugacidad de las redes sociales, puede que muchos no hayan podido leerlo, o lo hayan hecho con premura. Lo copio aquí para que no sea devorado por la vorágine de las fotos de alimentos que pueblan los muros "redessocialistas".

Mi opinión al respecto la pondré en otro post... espero que muy pronto. 
Aquí el post de Raúl:



22 de abril

“Deberías predicar temas más ‘relevantes’...”“¿No has pensado en enfocar tu iglesia a jóvenes?”“¿Porqué no tenemos más ministerios con diferentes enfoques?”“¿No te parece que falta algo de producción en los servicios?”

Son cosas que a menudo escucho y me llevan a preguntar: ¿Qué nos está pasando? ¿Quién dicta la manera de ser y edificar la iglesia? ¿Será que hemos dejado de confiar en la suficiencia de la Escritura? ¿No es la Palabra de Dios la que hace renacer para una esperanza viva? ¿No es ella la que trae vida a los muertos? ¿No es por medio de ella que fue constituido el universo?
¿O será que no hemos experimentado el poder de la Voz de Dios retumbando en nuestra alma, creando vida, y cambiando nuestro corazón?

Tenemos algo mucho más precioso que luces, sonido, producción, ropita cool, fotitos, etc...
Es el Glorioso Evangelio del Dios Bendito el que nos ha sido encomendado (1 Tim. 1:11).
Y no es popular, no es cool, no es fashion, es una locura, es un tropiezo, es una “tontería”, pero es PODER de Dios para salvación a todo aquel que CRÉE (Rom. 1:16).
Sin duda, nada, nada; absolutamente nada, puede producir lo que solamente el Aliento Divino puede producir (2 Tim. 3:16).

Al meditar en esto retumban demasiado fuerte en mi cabeza, textos como:
«Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.
Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.»
-1 Timoteo 4:13, 16

«Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.»
-2 Timoteo 4:1-5

Cada día estoy más convencido de que la exposición simple, sencilla y fiel de la Santa Palabra de Dios es más que suficiente para transformar, renovar y restaurar vidas. (2 Cor. 3:18)
Platicando con mi esposa concluíamos que entre más años pasan, este excelente y eterno peso de gloria es cada vez más intenso, más estable, más serio (2 Corintios 4:16-18) y por ello, no me pienso mover a mover a ningún lado.

Como aquel pescador le dijo al Maestro: ¿A quién iremos? si sólo tú tienes palabras de vida eterna (Jn. 6:68).

Sería miserable osar intentar ayudarle al Señor con mis “buenas ideas”, o propuestas “frescas y diferentes”; no tengo nada que ofrecer, no tengo nada que presentar, no tengo una propuesta, solamente confío en lo que Dios propuso hace dos mil años en el Calvario: Su vida para darme vida, su muerte para darme vida, su resurrección para darme vida.

Solamente quiero aferrarme a Él, Su Palabra, Su Evangelio; eso ha sido suficiente desde la eternidad y hasta la eternidad, y no hay moda temporal que pueda cambiar esa gloriosa verdad.
«Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.»
(2 Corintios 4:1-2)

«No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón.»
(2 Corintios 5:12)

El poeta lo escribió perfecto (aunque a mí se me ocurrió antes, sólo que no sabía cómo frasearlo )
“No me des más sucedáneos, no me vengas con descuentos de ocasión, que yo estoy hablando de la misma luz del sol.
He anclado mi vida al pie de esta cruz antigua,
y no quiero cambiar, soy un corazón cautivo porque llevo teñida la vista y tatuada la mente, de rojo carmesí, por la sangre de un carpintero inocente...”

 

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