lunes, 14 de marzo de 2016

Lobos vestidos de ovejas (repost de una nota de Carlos Lenin)

Hace algunos días mi amigo, el pastor Carlos Lenin (@Lenux_reloaded), publicó esto en el blog de Semilla de Mostaza Monterrey (En el siguiente link puedes ir a la página donde encontrarás el blog, conferencias y otras cosas: Semilla de Mostaza Monterrey)

Creo que es de vital importancia para cada uno de nos
otros el leer esto y considerar nuestro camino a la luz de la Luz verdadera que puede mostrar lo que nuestro corazón engañoso podría esconder.

A continuación transcribo el post:

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” – Mateo 7.15

LA ADVERTENCIA

Así salió de los labios del buen pastor esta advertencia que a menudo se cita para referirse a algún predicador famoso que enseña mala doctrina, o una perversión del evangelio de gracia. Sin embargo, Jesús no dijo que los falsos profetas vendrían vestidos de pastores sino de ovejas.

Por supuesto, esto no significa que no habrá voces peligrosas desde el púlpito, pero es relativamente fácil identificar un error allí, voluntario o involuntario (ver Juan 7.17); No obstante parece que los cristianos “bajan la guardia” con las ovejas, después de todo… son ovejas. Por ello creo que el mayor daño podría venir no del altar, sino de las bancas, donde estos lobos se hacen pasar por ovejas: inofensivas, inocentes, vulnerables e incluso heridas. ¿Cómo reconocer a estos expertos del disfraz? Por sus frutos.

“¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” – Mateo 7.16

OVEJA POR FUERA, LOBO POR DENTRO

Una oveja oye la voz del pastor y lo sigue (Juan 10.27), puede ser débil, pequeña o testaruda, pero jamás será peligrosa para su pastor o para otras ovejas. Una oveja podría incluso tener la tendencia a alejarse del rebaño o ir hacia el peligro, pero jamás acarrearía tras sí a las demás.

Estas “pseudo ovejas” hacen exactamente lo contrario: siempre atacan la enseñanza de su iglesia, las decisiones del liderazgo, el hecho de que la iglesia es muy grande (o muy pequeña),  de que “no les permiten servir”, aunque no se discipulan o dejaron de hacerlo porque la inconformidad y desconfianza de su parte con la iglesia es demasiado grande, a un grado irreconciliable. ¿Captas el cuadro?

Alguno dirá: “Todos tenemos algún desacuerdo con nuestra iglesia eventualmente, después de todo ninguna iglesia es perfecta”. Esto es cierto, y hay maneras sanas de tratar con esas diferencias (hablar la verdad en amor, madurar, perdonar, etc;) pero el escenario que estamos describiendo no es ese, sino el de una persona que suelta tanto veneno que todo el abrevadero donde las ovejas beben se contamina. En conclusión: el fruto de estas personas es malo.

PARA VERTE MEJOR

Sé que esto no lo vas a encontrar en la Biblia pero lo vas a encontrar en la experiencia. Estas personas normalmente son “lindas e inofensivas” como la abuela del conocido cuento de Caperucita Roja. Crean una ilusión alrededor de sí mismas y no sólo despertarán tu empatía sino una necesidad de estar con ellas, o ellas te necesitan demasiado después de todo “tú les haces tanto bien”. Te invitarán a “tener comunión” o un “inofensivo estudio Bíblico” en su casa, sin toda esa “maquinaria, frialdad e institucionalismo”… “¡no estamos plantando una iglesia!” – te dirán, sin embargo sucede que esas actividades son en horarios de reunión de la iglesia. ¿Pero cómo decirles que no? si han mostrado tanto interés en ti: tienen ojos muy grandes para verte mejor, más que los hermanos de tu iglesia que no te ponen atención, tienen orejas muy grandes para oírte mejor que tu pastor o tu discipulador, pero también tienen una boca muy grande… no sólo para destrozar la confianza en tu iglesia local, sino para devorarte a ti.

“Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. – 1 Timoteo 4.16

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