lunes, 13 de enero de 2014

El Hobbit... ¿el qué?

Los que me conocen de cerca saben que tengo una opinión marcadamente negativa ante las películas de Peter Jackson sobre la obra de Tolkien (Toda la eternamente aburridora serie de "el Señor de Los Anillos" y "el Hobbit"). Bueno, a lo mejor tengo que aclarar que las películas tienen algo de valor (la música y el vestuario, por ejemplo... no sé si algo más...) pero la labor de adaptación de la obra de Tolkien es francamente un verdadero desperdicio.

No voy a hablar de todas las películas, sino sólo acerca de la tristemente segunda parte del Hobbit, y no voy a hacer una crítica cinematográfica -habrá gente especializada que pueda despedazarla con mayor fortuna- sino que, si me lo permiten, voy a hablar de una analogía que me venía a la mente mientras veía esas películas.

Si has visto las películas y no has leído los libros, déjame decirte: No sabes nada acerca de la obra de Tolkien, excepto tal vez, los nombres de algunos protagonistas, la existencia de enanos, elfos y arañas... pero ignoras personajes fabulosos y eventos básicos...

El señor Peter Jackson se dio a la tarea de inventar personajes, eventos, batallas, triángulos amorosos y otros recursos que él consideró necesarios para hacer de la película una tortura palomera.
¿El resultado puede ser más emocionante que lo que fue escrito por J.R.R.? Es probable, pero al final de cuentas se distancia tanto de la obra original  que lo único que permanece son retazos medio hilvanados de lo que en principio era una obra maestra.

El asunto es este:
Tristemente hay alrededor -o tal vez nosotros mismos podemos ser- "cristianos Hobbit-Jackson", es decir, cristianos que muestran una vida muy emotiva, de mucho "rating", llena de aventuras valerosas, pero en el fondo, la verdad es que todo está totalmente desfasado del guión que el autor quería mostrar.

Un cristiano nominal (o cristiano Hobbit-Jackson) mantiene -como la película- una escenografía bien lograda, el lenguaje más o menos adecuado, incluso uno que otro diálogo extraído literalmente de los libros, pero deja de lado tantas cosas y le suma tantas otras, que en el balance general, ese cristiano Hobbit-Jackson refleja muy poco de lo que El Libro (La Biblia) plantea.

Nuestro llamado es sencillo: vivir de acuerdo a lo establecido por Dios en Su Palabra, sin importar cuántas entradas vendemos para ver nuestra historia: el cristiano sabe que lo importante no es su propia historia sino la proclamación de la verdad escrita con sangre en una cruz hace dos mil años.

Si te gustó el Hobbit, está bien, no me tomes a mal, pero que tu vida no sea una mala adaptación de La Palabra. No nos tomemos licencias literarias para desvirtuar un mensaje que es insuperable y que, a nosotros mismos, nos arrancó de las tinieblas, "siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre" 1 Pedro 1:23

Nos vemos en el cine :)

2 comentarios:

  1. Buen día

    Voy leyendo su comentario y estoy totalmente de acuerdo en cuanto a la opinion de la pelicula y en cuanto a como debe ser nuestra vida.

    Tambien soy fan de Tolkien y la verdad es que a las peliculas si les falta muchisimas cosas del libro, lo bueno es que tengo mi imaginacion y asi no me quede con ganas de ver lo que Tolkien narraba.

    Me quedo con el aprendizaje y pido a Dios sabiduria para que mi vida sea con forme a su palabra y no medias tintas.

    buen dia

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  2. Hola Adyktiva,
    gracias leerme y por tu comentario.
    Que Dios te bendiga
    :)

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