jueves, 7 de noviembre de 2013

Sólo para cristianos

Esta entrada en el blog es sólo para cristianos porque lo que voy a plantear puede ser polémico e inaceptable para un inconverso. Yo mismo estaría burlándome de mi postura hace algunos años.

Alguien que no ha entregado su vida a Cristo como su Señor, y no ha creído que la Biblia es La Palabra de Dios, Su Voluntad escrita. Alguien que no quiere regir su vida en base al Mandamiento de Dios, seguramente no estará de acuerdo conmigo. Lo entiendo, yo hubiera opinado lo mismo si no fuera porque el Señor ha hecho la diferencia en mi vida.

Incluso para un creyente mi propuesta sonará atrevida (?) o incluso irresponsable o "poco comprometida" puede ser, pero esto es lo que encuentro a la luz de La Biblia, no a través de mis sentimientos (aunque estos pudiesen ser "nobles")

Al grano:

Me produce tristeza cuando veo en los muros de Facebook de amigos (cristianos) comentarios o publicaciones burlándose del presidente o de otros actores del universo político del país. 

Los que hablan en contra del presidente se han equivocado de trinchera y están peleando lo batalla equivocada, porque -aún teniendo la razón- el señor presidente es la autoridad designada por Dios (Sí, por Dios) para dirigir esta nación (Romanos 13 lo expresa claramente). 

Podremos no estar de acuerdo con sus ideales políticos o incluso con sus elecciones personales (como con quién se casa y la educación que le da a sus hijos), pero eso no altera lo que dice La Palabra acerca de la soberanía de Dios para elegir Él mismo a quien dirige cada nación. A la luz de esa verdad inobjetable (pues está claramente en La Palabra) ¿es correcta mi conducta al denostar al presidente (sea quien sea)? Claramente no.

¿Qué hacer, entonces?

1 Timoteo 2, Tito 3, 1 Pedro 2, Romanos 13... nos dan claramente la respuesta: orar, sujetarse, HONRAR, no difamar... ¡Mayormente si considero que el presidente no está haciendo lo correcto! 

Déjame sugerirte algunas razones:

En primer lugar: el presidente no va a leer mis comentarios en Facebook o Twitter, o incluso si los leyera, no creo que mi diga: "Wow, Ibert, tienes razón, tengo que cambiar...", por tanto es inútil contaminarme con insultos que salen de un corazón perverso y contaminar a los demás con mis comentarios (lo que contamina al hombre es lo que sale del corazón, eso fue lo que nuestro Señor nos enseñó). Esa actitud no edifica y esa conducta no soluciona nada, en cambio, lo que sí puedo hacer es hablarle a Dios del presidente, intercediendo por aquel que está perdido, recordando que Cristo murió por él, tanto como por mí. Sólo Él puede cambiar el corazón de quien Él ha amado.

En segundo lugar: Faltar el respeto a las autoridades es un patrón de comportamiento que se aprende de manera genérica, es decir, mis hijos aprenden de mí al escucharme hablar, y si me oyen hablar mal del presidente, de las autoridades civiles, etc. sólo estoy preparando a mis hijos a vivir desconociendo TODA autoridad, incluyendo la mía, y por su puesto, al final de cuentas la de Dios. Por otro lado, un ciudadano que no respeta a sus autoridades será siempre un ciudadano corrupto y así el círculo vuelve a empezar y al final de cuentas lo que hice fue encaminar a mis hijos en el camino de la rebeldía y la corrupción.

Lo mismo ocurre si es que yo hablo en contra de los manifestantes que cierran las calles en protesta... ¿Será que el insultar, ofender, denigrar... soluciona en algo el problema? ¿mis hijos serán enseñados en el amor de Dios al escucharme hablar?

Creo firmemente que tengo que enseñar a mis hijos a diferenciar lo bueno de lo malo. Creo que debo enseñarles que ciertas cosas que hacen las autoridades son pecado (mentir, estafar, etc.) pero creo que debo enseñarles también, que su labor no es criticar sino orar (Si no estoy de acuerdo con esto, es probable que tenga que evaluar mi fe, a ver si en verdad he creído que la oración funciona, ya que si creo que la oración es insuficiente algo anda mal porque la fe que es edificada a la luz de La Palabra no desprecia la oración).

Como dije al principio, un inconverso tomará mi postura como conformista y oficialista (aunque esto que he  escrito lo creo sin importar qué partido esté en el gobierno). Y seguro habrá creyentes que no estarán conformes con mi postulado, está bien, en tanto puedan sostener bíblicamente su postura, porque para el creyente no se trata -o no debería tratarse- de una cuestión de opiniones sino de lo que Dios ha dejado escrito en Su Palabra, al final de cuentas, no estoy hablando de política sino de conducta cristiana.

Un buen cristiano es, por definición, un buen ciudadano.