jueves, 21 de febrero de 2013

Permítanme un panegírico...

Hoy es el cumpleaños de mi amigo Bruno. Podría hablar del gran baterista que es (aunque a lo mejor tendría que mencionar que todo eso lo aprendió de mí...), porque en verdad es un baterista de verdad, aunque es el  baterista de "Mentiras", el musical. (No pude evitar poner el chiste)

Podría hablar de las veces que me dio un aventón a mi casa, en aquellos tiempos en que no tenía ni para el pasaje. O dedicarle unas líneas a las veces que con toda humildad, incluso me preguntaba algo acerca de un ejercicio en la batería que yo hacía torpemente. O la cantidad de partituras, información, que me fue dando a lo largo de los años, y que hasta hoy conservo, más por aprecio que porque las pueda llegar a tocar.

O podría hablar de la computadora que me vendió a precio de risa (y encima a varios pagos), con todo y una colección incalculable de recursos...

Pero, simplemente quiero dejar como testimonio que por encima de todas esas cosas, Bruno ha sido un ejemplo en el aspecto humano de alguien que ha creído con firmeza en Jesucristo. 

Fue mi ejemplo en los tiempos duros que le tocaron vivir, dejando en claro que su confianza estaba en El Señor. Fue un ejemplo de amistad en los tiempos difíciles que a mí me tocaron vivir, escuchándome y exhortándome.


Lo vi recién, después de algunos años (eso es lo bueno de las amistades verdaderas, no se alimentan del calendario) y su fe permanece y crece.


Por eso, hoy quise hablar de mi amigo. Como baterista es excepcional, pero un día dejará de tocar... sin embargo, su caminar como hijo de Dios permacerá hasta el infinito... y (ya saben) más allá.

Feliz cumple, amigo.