jueves, 28 de mayo de 2009

Tentación (2a Parte)

"…sino que cada uno es tentado,  cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia,  después que ha concebido,  da a luz el pecado;  y el pecado,  siendo consumado,  da a luz la muerte" Stg 1:14-15
Cuando pecamos, muchas veces le echamos la culpa a las circunstancias, a Satanás o a tantas otras cosas, pero la verdad es que una gran cantidad de ocasiones nada de eso tuvo que ver con mi pecado, sino solamente yo. Santiago dice que cada uno de nosotros es tentado (incitado al mal) cuando de nuestra propia concupiscencia somos atraídos y seducidos. La concupiscencia es el deseo sobre lo prohibido, entonces, lo que sucede es que de mi carne nace este deseo sobre lo prohibido y es mi propia carne la que me pone el lazo, me atrae y seduce. Luego, cuando he caído en la trampa, he dado rienda suelta a ese deseo y el pecado ya ha sido concebido en mi mente, todavía no lo he realizado pero ya está latiendo vivo en mi mente y mi corazón. Después de eso me encuentro planeando y meditando cómo llevarlo a cabo y en un momento determinado, de pronto, el pecado  ya está consumado y mi comunión con Dios rota.
¿Entonces qué es lo que puedo hacer?, es sencillo, todo inicia en mi mente. Comienza  dejando que mi propia concupiscencia domine mis pensamientos y yo mismo me engaño  creyendo que "no estoy haciendo nada malo, son sólo pensamientos, no le hago mal a nadie".
Si detengo mis pensamientos de pecado y obedezco lo que dice Filipenses 4:8 "...todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad". Entonces evito que continúe el proceso que dice Santiago 1:14-15:
Concupiscencia-seducción- concepción de pecado-consumación del pecado- muerte.
Cuando sientas esos pensamientos, ese deseo, no lo dejes crecer, acude al Señor "en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6-7)

sábado, 23 de mayo de 2009

Cómo compartir tu fe

Si has comenzado una nueva relación con Cristo, si acabas de nacer y poco a poco has empezado a ver el mundo con otros ojos y comienzas a notar cosas que antes no veías, es porque la luz resplandeció en tu corazón en medio de las tinieblas (2 Corintios 4:6)

...y a lo mejor quisieras compartir con la gente a tu alrededor lo que estás viviendo, pero no sabes muy bien cómo hacerlo. El equipo de evangelismo de Semilla de Mostaza preparó, en pasos muy sencillos, algo que te puede ayudar.

Mira este link:

jueves, 21 de mayo de 2009

Tentación

"Bienaventurado el varón que soporta la tentación;  porque cuando haya resistido la prueba,  recibirá la corona de vida,  que Dios ha prometido a los que le aman"
Stg 1:12 
Aunque suene contradictorio, lo mejor que puede pasarme es ser tentado... pero ser tentado y soportar la tentación. De acuerdo a este pasaje, hay mayor recompensa en el soportar que en el caer o incluso que en el no tener tentación. La tentación es una oportunidad para recibir una recompensa.
Durante la tentación lo que debo hacer es no perder de vista la perspectiva correcta, recordar que Dios me hará bienaventurado si soporto la tentación y tendré una gran recompensa, mucho más dulce que cualquier cosa que la tentación me ofrezca.
En Santiago 1:21 dice que debo hacer dos cosas:
  1. Desechar la inmundicia y abundancia de malicia, o sea dejar esas cosas que no convienen, y
  2. Recibir la Palabra implantada. 
La tentación podrá ser soportada si es que he estado recibiendo Su Palabra y he estado permaneciendo en Él, desechando aquello que no glorifica a Dios. Jesucristo venció la tentación diciendo "Escrito está".

jueves, 14 de mayo de 2009

Pedir con fe

“Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”
Stg 1:6-7

Unos versículos atrás, Dios nos invita a pedir sabiduría (sabiduría es saber qué hacer en el momento adecuado), pero dice “pida con fe, no dudando nada”. No habla de pedir cosas materiales y estar seguro de que las recibiré, no habla de “declarar” cosas, sino que está hablando de pedir sabiduría sabiendo y creyendo que Dios conoce mejor la situación en que estoy, y que Él es el mejor consejero, por eso dice “no dudes”.
No habla de mi actitud al pedir, sino de mi actitud al recibir la respuesta: ¿Crees que Dios es suficientemente sabio para darte el mejor consejo? Si es así, ¿Por qué dudas del consejo que da en Su Palabra?

- “Señor, me ofendieron ¿Qué puedo hacer?”
- “Ama” -dice el Señor- “y perdona, bendice y humíllate”
- “Mmm… creo que mejor voy a hacer otra cosa”

Esa actitud es dudar de la sabiduría de Dios, eso es ser falto de fe en Su Palabra y en Sus caminos. Quien haga eso no piense que recibirá sabiduría de Dios ¿para qué? Si de todos modos esa persona hará lo que mejor le parezca, despreciando el consejo de Dios.
Dios siempre tiene la mejor respuesta, no importa cuál sea la pregunta, no importa cuál sea la situación. Aunque esa respuesta no siempre es la que me agrada más, siempre es la mejor. ¿Estoy dispuesto a seguir su consejo sin dudar? ¿Estoy dispuesto a creer, a tener fe en Su consejo?, si no, no recibiré nada.